Casi dos años lleva Arturo Martínez fuera de la primera línea de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Desde su rol de secretario general, y tras presidir la multisindical por 12 años, el dirigente critica el liderazgo actual y observa con cautela la relación que se ha forjado con el gobierno. En pleno proceso de negociación por el salario mínimo -que saldría al Congreso la próxima semana-, asegura que septiembre y octubre serán claves para evaluar si la cercanía con la administración actual fue la estrategia correcta.
¿Cómo ha visto el rol de la CUT en los primeros meses de gobierno?
Se han abierto espacios importantes para reformas profundas, pero si eso no ocurre habrá frustración, el gobierno quedará en deuda con los trabajadores y la CUT pagará los costos.
¿Por qué?
Porque la CUT apoyó al gobierno de Bachelet y ha tenido una política de respaldo al gobierno. La CUT necesita presionar más.
Pero usted es su secretario general. ¿No ha sido una estrategia consensuada?
No estoy de acuerdo, pero he tenido que quedarme callado porque la CUT tiene que tener una sola opinión. Pero la central es diversa. Tenemos muchas opiniones y no basta con escuchar solo a la cabeza de la CUT...
¿Se refiere a la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa?
El presidencialismo es muy fuerte en este país. La presidenta de la CUT representa a un sector, que es el 44% de la central. Yo represento al 42%, por lo que también deberíamos tener la oportunidad de ser escuchados. Por eso creo que la CUT también necesita democratizar el debate interno, porque hoy no representa mucho a la gente y hay decisiones que se toman arriba. Pero la CUT no es pasajera como el gobierno.
Con esa visión tan crítica, ¿no ha pensado en volver a la presidencia?
Yo ya fui presidente. Para las próximas elecciones hay que buscar a otro, pero a uno que de el ancho.
¿Bárbara Figueroa no ha dado el ancho?
Se necesita a alguien que integre más a la gente. Un presidente no tiene que ser de oposición ni tampoco oficialista. Tiene que representar a los trabajadores.
¿La CUT actual es oficialista?
La CUT ha estado con un discurso bastante oficialista, quizás porque el gobierno es de una colación muy amplia o por simpatía, no lo sé. Pero no debemos olvidar nuestro rol de exigencia. Somos contraparte, no gobierno. Si tenemos que salir a la calle saldremos. Las reformas laborales no las vamos a ganar sólo conversando harto con el gobierno, porque la Nueva Mayoría es muy heterogénea, hay gente casi de derecha. Por eso, no podemos esperar que ellos se pongan de acuerdo; hay que presionar.
Además, en sus primeros días el gobierno ha dado tranquilidad a los empresarios, con la agenda de crecimiento y la de energía. Pero los trabajadores llevamos más de 25 años esperando una reforma laboral y queremos recordarle al gobierno que los que llamaron a votar por ellos no fueron los empresarios, fuimos nosotros.
Por estos días usted ha estado negociando el salario mínimo con el gobierno. ¿Por qué se ha bajado el perfil a la demanda de $ 250 mil al mes que plantearon en años anteriores? ¿Esa no es una actitud oficialista?
En el comité ejecutivo acordamos pedir $ 250 mil y un porcentaje mayor para zonas extremas. Pero si hay que construir un acuerdo, estoy dispuesto a bajar la cifra.
¿A cuánto?
El gobierno debe dar una señal potente y situarse más arriba del último reajuste del salario mínimo que dio Piñera, que fueron $ 17 mil. Por lo menos deberíamos llegar a $ 230, para que el próximo año lleguemos a los $ 250 mil que ha dicho el gobierno. Si el gobierno ofrece menos de $ 230 mil, no estaremos dispuestos a firmar un acuerdo. Pero también se deben dar otras condiciones, como establecer una comisión político-técnica que estudie las brechas salariales que existen en el país y elabore una propuesta. Pero el salario mínimo debería ir siendo cada vez menos importante en la medida que mejoren las leyes de negociación colectiva.
¿En qué situación la estrategia de la CUT con el gobierno podría implicar costos?
Si no hay buenos resultados.
Buenos resultados serían...
Una reforma laboral que resuelva los problemas de fondo y una reforma previsional que termine con el abuso de las AFP en materia de pensiones. Necesitamos partir resolviendo un paquete de reformas que partan por mejorar la ley de despidos, regulando y especificando las necesidades de la empresa.