Arturo Squella asume que su postura frente al AVP, el matrimonio igualitario y la adopción de un hijo por parejas del mismo sexo es una de las más conservadoras de la UDI. Sin embargo, plantea que lo suyo apunta a una visión jurídica en torno a proteger la institucionalidad del matrimonio.
En ese sentido, postula aprobar el AVP, pero no como un matrimonio paralelo para parejas heterosexuales, sino sólo para parejas gay. En ese sentido, pide sincerar el debate para entrar de lleno a la discusión sobre matrimonio homosexual.
El ministro José Antonio Gómez planteó que se debía avanzar en el matrimonio igualitario, pero el gobierno pospuso ese debate. ¿Cuál es su opinión?
Creo que el gobierno tiene el temor de no contar con los votos de la DC para un matrimonio homosexual. Por lo mismo, sigue con la lógica del AVP, sabiendo que es una mala alternativa para el país. Sabiendo también que no va a tener una gran aplicación. Pero el objetivo que cumpliría, desde la perspectiva del gobierno, es que precisamente genera un paso intermedio hacia el matrimonio homosexual con adopción. Carece de sentido seguir insistiendo en el AVP. Y la única razón de por qué se insiste es porque no están los votos en la DC para matrimonio igualitario.
Varios en su sector han planteado su apoyo al AVP.
Mi sector todavía no está enterado de lo que verdaderamente contiene esta propuesta, la que está saliendo del Senado. Si pese a ello siguieran apoyándolo, y al mismo tiempo diciendo que están en contra del matrimonio homosexual, habría algo que no se entiende y que evidentemente se tendría que explicar. Lo que veo hoy día es que en la DC, el AVP es como una excusa para no pronunciarse en el tema de fondo, que es el que verdaderamente debería estarse debatiendo: el matrimonio homosexual. Derechamente, quienes quieren cambiar el concepto de matrimonio para incluir a los homosexuales, tienen que pronunciarse. Y nosotros, quienes creemos que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, defenderemos la institución. El generar un segundo contrato (AVP), que se va a aprobar para que uno o dos años después se apruebe el matrimonio homosexual, nos dejaría una muy mala herencia para la sociedad, quizás incluso hasta más dañina que un matrimonio con un concepto distinto que el que naturalmente tiene.
¿Cuál es la propuesta?
No hay una propuesta. Hay una crítica, y la crítica es que se ha construido una suerte de institución del AVP por temor a enfrentar el debate de fondo, que es el matrimonio homosexual. Hay quienes, por razones electorales, no se atreven a reconocer que están en contra del matrimonio homosexual y ven en el AVP una buena salida, una vía de escape. Creo que eso es negativo. No es bueno dejar en nuestro ordenamiento jurídico una institución que genera un matrimonio de segunda categoría, simplemente para lograr un efecto en los homosexuales. Y que, más aún, no es necesariamente el que ellos buscan. Ellos buscan matrimonio con adopción. Y, por cierto, en eso se tienen que pronunciar todos los que están con dudas.
Usted se opone. ¿Por qué?
Es tremendamente injusto e irresponsable plantear el tema de la adopción desde la perspectiva de los adoptantes. Lo que corresponde es plantearlo desde la perspectiva del adoptado. Y esos son los niños. Todos hablamos del bien superior del niño, pero al tratar este tema estamos hablando de la adopción simplemente como una manera de reivindicar el interés de un grupo de personas.
¿Por qué no es conveniente?
La naturaleza es sabia si es que los niños y las personas vienen de la unión entre un hombre y una mujer. Algo habrá que decir en la crianza de esos niños respecto de la participación del hombre y la mujer.
¿Es objetable que un niño sea criado sólo por hombres o sólo por mujeres?
Es un hecho que ocurre muy a menudo. Lo que tiene que hacer el Estado en esos casos es apoyarlas en esa crianza. Muchas veces son mujeres que tienen que salir adelante en la crianza de sus hijos. Si son situaciones excepcionales, no le corresponde al Estado intervenir. Distinto es cuando el Estado debe tomar la decisión de quién cría a una persona, quién se hace cargo de un niño. Considero que, teniendo la alternativa de entregar una adopción a las personas más adecuadas, que en este caso son un hombre y una mujer en matrimonio, no corresponde que estemos entregando niños en adopción a personas que no están en esas circunstancias.
¿Por qué las parejas gays no son adecuadas?
No, yo no he dicho que no son adecuadas.
¿Por qué son menos adecuadas?
Porque la naturaleza es sabia, y por algo las personas nacen de un hombre y una mujer. Y en la crianza, si tienes esa alternativa, no veo ninguna razón para no entregar en adopción a esas familias -compuestas por un hombre y una mujer- y entregárselas derechamente a dos personas que no van a poder dar el complemento del padre y la madre.
¿Qué le faltaría conceptualmente a ese niño en esa crianza?
Bueno, ese es el debate que, a mi juicio, se tiene que dar en el ámbito de lo técnico. Existen muy pocos estudios o, más bien, todos los estudios son muy recientes. Es muy difícil formarse una opinión al respecto a priori y, por lo mismo, pido que este tema sea tratado en profundidad, porque ya este tema, a la luz del debate del AVP, se está tratando de incorporar sin tener la visión profunda, que, por cierto, tiene que ver con la psicología, la medicina...
¿Por qué oponerse a priori entonces?
Parto desde la base de que la naturaleza es sabia, y creo que el complemento entre el padre y la madre para la crianza de los hijos es fundamental. Ahora, por cierto que hay excepciones, y lo relevante acá, o lo que lo hace distinto a las situaciones excepcionales, es que el Estado está tomando una decisión informada.