"Esto se ha conversado en el consejo de presbiterio, que es como el Senado del obispo, y llegamos al acuerdo de una normativa que está en período de ejecución, y que a comienzos de 2015 debería estar instalada", sostiene el sacerdote Héctor Gallardo, vicario general de pastoral del Arzobispado de Santiago, a cargo del tema de matrimonios.
El presbítero se refiere a los montos de dinero que actualmente se cobran en los diferentes templos de Santiago para celebrar aquel rito, que en esta época del año aumenta de manera considerable. En algunos, fundamentalmente en comunas del sector oriente, los valores superan los $ 400 mil. Es el caso de un templo ubicado en Av. Santa María, "el valor asciende a 20 UF, que se pagan en dos cuotas", según se informa en la misma parroquia. En todos se argumenta que el dinero es para cubrir los gastos operacionales del recinto, como cuentas de luz, agua, gas y pago de funcionarios, entre otros, pero el vicario Gallardo reconoce que el tema es incómodo.
Aún más. "Me choca", dice derechamente, respecto de la dinámica de contactar a una parroquia y que en ella se estipule que por matrimonio "el valor" es una determinada cantidad de dinero. "Lo que se está haciendo es un documento recordatorio de cómo enfrentar el tema", sostiene.
Uno de los párrafos del escrito del Arzobispado dice así: "Estimado señor párroco. Ante las recurrentes consultas y quejas sobre cobros o tarifas que se aplican en algunas parroquias y templos de la arquidiócesis, con ocasión de la celebración del sacramento del matrimonio, quisiéramos recordar que, según el pensamiento de la Iglesia, no puede haber discriminación, los arreglos deben ser sobrios y se tienen que delimitar las exterioridades del evento. Una celebración no puede ser un insulto a la pobreza de otros".
Así, el vicario subraya que "las llamadas tarifas o cobros tendrán que ser más bien donaciones, conversadas entre el párroco y los novios durante el tiempo de preparación al sacramento". De todos modos, aclaró que no existe ningún caso ni denuncia de mal uso de los recursos, ni de que alguna persona no haya recibido el sacramento debido a un tema económico. El mismo vicario subraya que se trata de un problema de forma, no de fondo. "Tal vez, no hemos sido hábiles en contar cómo se redistribuyen en la Iglesia esos fondos, que son un bien".
Jaime Coiro, vocero de la Conferencia Episcopal, dice que "el espíritu del sacramento es que Dios llegue a todas las personas, sin distinción. En términos de imagen e identidad, para entregar un sacramento, se debiera analizar este tema de los cobros.
En el propio episcopado existe ya el documento "Orientaciones para la pastoral sacramental", el cual, en su punto número 40, indica que "en cuanto a las ofrendas por la celebración de los sacramentos, recuérdese que su administración ha de ser gratuita, salvo los gastos propios de la habilitación del lugar y de lo necesario para la celebración". Y agrega que "hay que evitar toda apariencia de unión de las celebraciones de la Iglesia con una exigencia de dinero".
Sin embargo, el mismo documento también habla de ofrendas y de que "al pedir un sacramento, se puede calcular un aporte equivalente al 1% de los gastos de la fiesta familiar (...) como signo de agradecimiento y amor a su Iglesia".
En la parroquia Inmaculada Concepción, de Vitacura, no se dan valores por teléfono, para evitar malos entendidos. Aquí se solicita $ 400 mil por matrimonio. El párroco Eduardo Howard dice que "eso es sólo referencial. A mucha gente no se le pide nada, pero también es una forma de que se apoye a la iglesia. Y el 80% se redistribuye desde el arzobispado".
En la parroquia San Joaquín, de Renca, el sacerdote Alejandro Hermida cuenta que "no tenemos ningún valor específico, el matrimonio no es un negocio. Se le entrega un sobre a los novios y ellos ponen lo que pueden. Muchas parroquias apoyan a otras más modestas, pero creo que este tema se debiera conversar más".