En medio de la entrega del mensaje de los miembros de la Conferencia Episcopal, Ricardo Ezzati aclaró que él conoció en 2005 la primera denuncia en contra de Fernando Karadima.
"En 2005 me entregó un papel sin firma (la víctima) y sin indicar qué persona acusaba, qué hace uno en frente de una cosa semejante, podría haber roto el papel", agregó Ezzati.
El monseñor explicó que cuando recibió la nota preguntó de quién era el anónimo, "y le mandé una carta de que tenía todo el derecho de manifestar su situación, el mismo día entregué el documento a una persona que lo entregó de inmediato a la Justicia (…) todo tiene su tiempo, sobre todo tratándose de temas tan delicados".
Consultado con respecto al secreto de confesión, Ezzati afirmó que no se puede obligar a alguien que relata algo en medio de este contexto, a contarlo a otras personas.
"Yo no puedo obligar a una persona que viene a confiarme algo como confianza hacia un obispo, yo no puedo transmitir eso a alguna parte, sería traicionar un secreto profesional, que en algunos casos sucede que también es secreto de confesión", explicó.
El arzobispo de Santiago sostuvo que "con respecto a la relación entre lo que llega a la Justicia eclesiástica y lo que debiera llegar a la Justicia Civil. Los dos procedimientos son autónomos, siempre nosotros le decimos a quienes denuncian que tienen todo el derecho de denunciar los hechos de los cuales han sido víctimas a la Justicia Civil (…) eso forma parte de la libertad de las personas".