Aunque los astrónomos sospechaban desde hacía tiempo que Andrómeda era un depredador espacial que se "engullía" las galaxias enanas que se acercaban demasiado, ahora los astrónomos tienen pruebas del pasado sórdido de esta galaxia.

Los primeros resultados de una inspección minuciosa de Andrómeda y sus alrededores hallaron una media docena de vestigios de su apetito galáctico. Las estrellas y galaxias enanas que se acercaron demasiado fueron arrebatadas de sus lugares habituales.

"Lo que estamos viendo ahora son signos de canibalismo", dijo el autor central del estudio, Alan McConnachie, del Instituto Herzberg de Astrofísica en Victoria, Canadá. "Estamos hallando cosas que han sido destruidas... restos parcialmente digeridos", según se indica en el informe de la revista Nature.

Andrómeda y la Vía Láctea, la galaxia que incluye a la Tierra, son los dos grandes objetos de este rincón del Universo. Andrómeda es la galaxia grande más cercana, a unos dos millones y medio de años luz de distancia.

EVIDENCIAS
Los astrónomos saben desde hace décadas que las galaxias se consumen entre sí, a veces violentamente y otras veces creando nuevas megagalaxias. Pero este estudio es diferente debido "a la magnitud del canibalismo, del que hemos hallado evidencias directamente a la vista", dijo el coautor Mike Irwin, astrofísico en la Universidad de Cambridge en Gran Bretaña.

Este tipo de choque galáctico es común y el informe tiene sentido, comentó el astrónomo Mark Reid, de Harvard, que no participó en el estudio. Y el hecho de que Andrómeda consuma una galaxia no hace desaparecer a la víctima, observó.

El comportamiento canibalesco a menudo sólo desplaza a las estrellas de donde estaban. La mayoría de una galaxia es espacio vacío, y por eso hay poco o ningún choque de estrellas y planetas, explicó Irwin.

La futura víctima principal de Andrómeda es una galaxia enana que la circunda llamada Triangulum.