Dos hombres, de 53 y 30 años, que sufrían de una miocardiopatía severa, se convirtieron esta semana en los primeros chilenos en tener un corazón artificial. Se trata de un dispositivo de asistencia ventricular intracorpórea, que reemplaza la función del corazón dañado y que fue trasplantado en ambos pacientes, como parte de un programa piloto por expertos de cirugía cardiovascular del Hospital Dr. Gustavo Fricke, del Centro de Referencia Nacional de Cardiopatía Terminal y Trasplante Cardíaco y de la U. de Hannover, Alemania.
Ambos pacientes necesitan con urgencia un trasplante, ya que su corazón se encontraba en estado terminal.
El dispositivo artificial fue la solución antes de un trasplante definitivo, aunque el aparato puede durar 10 años. Y hasta ayer, su evolución era favorable, dijeron los médicos. "Esta técnica es especial. Es mínimamente invasiva y es la primera vez que se hace en América", dice Oneglio Pedemonte, jefe de la UCI cardiovascular del Hospital Gustavo Fricke y presidente de la Fundación Kaplan, quien cuenta que la técnica la aprendieron con expertos de la Universidad de Hannover.
BENEFICIOS
La intervención está orientada a pacientes entre 14 y 60 años, con falla cardíaca terminal, indicaciones de trasplante y que lleven más de seis meses en la lista de espera o que continuamente deban hospitalizarse. "El dispositivo es mucho más pequeño que otros y eso implica menos infecciones, menos riesgo de trombosis y menos mortalidad. Incluso, es más rápida la recuperación. Si lo comparamos con los antiguos es un gran cambio", dice Pedemonte.
Andrés Vera, subjefe Cirugía Cardiovascular del Hospital Gustavo Fricke, dice que el dispositivo cabe en la palma de una mano y se busca reducir aún más su tamaño para pacientes pediátricos. "Lo que se conocía como corazón artificial, son sistemas mecánicos de asistencia cardíaca, que van afuera del paciente, conectados con tubos hacia el corazón. Esto va dentro del paciente, dentro del corazón y conectado a la aorta del paciente, lo que permite que su circulación sea normal", dice Vera.
Ernesto Aránguiz, jefe del Programa de Trasplante del Hospital Gustavo Fricke, agrega que otra de las grandes ventajas de este corazón artificial es que no requiere -como con otros dispositivos- un gran corte a lo largo del esternón, sino sólo dos pequeñas incisiones: una submamaria y otra en la parte alta del esternón. "Esto hace que sea mejor tolerado por el paciente y que cuando reciba su trasplante definitivo, su esternón esté mejor preparado", ya que no debe exponerse a un segundo gran corte.
El programa aún no contempla más personas por su alto costo. "Cuestan 100 millones de pesos", dice Pedemonte, quien agrega que stas cirugías se hicieron con aportes de la Fundación Kaplan.