Al menos cuatro reos, internos en un penal de Santiago, realizaron por meses llamadas a España con el fin de estafar.
A la persona que le respondía el llamado le indicaban que "su hijo está secuestrado".
El modus operandi de esta banda - de acuerdo a lo explicado por la propia policía- consistía en efectuar llamadas al azar, tanto a teléfonos fijos como a móviles. "El desconocimiento previo de las víctimas portenciales ha propiciado, en ocasiones, equivocaciones de género o que el receptor no tuviera hijos", indica la institución.
Por esta razón, comenzaron a utilizar la frase de "tenemos a un familiar suyo secuestrado". Luego comenzaba la amenaza: si quieren volver a ver con vida a su pariente tienen que pagar una determinada cantidad de dinero, acompañando la petición con expresiones como: "Para evitar torturas" o "¿cuánto valoras cada dedo de tu hijo?".
Pero esto no quedaba acá, ya que los delincuentes imitaban por breves segundos las voces de los supuestos secuestrados, y a´si darle más credibilidad. Es más, recurrían a efectos sonoros que despertasen terror en los interlocutores.
En cuanto a la forma de pago, ésta se debía concretar mediante depósito bancario, que para que se llevara a cabo, los delincuentes entregan detalladamente los pasos a seguir vía telefónica.