Si bien fue elogiada por la crítica, quizás uno de los puntos más divisivos de El despertar de la Fuerza (2015), el -muy entretenido- episodio VII de Star Wars, fue su excesiva similitud con la primera película de la saga Una nueva esperanza (1977). Con ese antecedente, buena parte de las expectativas en torno a la secuela, Los últimos Jedi, que se estrena mañana en Chile, se han centrado en cuánto iba la cinta a tomar prestado del episodio V, El Imperio contraataca (1980), apuntada por la mayoría como la mejor película de la franquicia. Antes de seguir leyendo por la respuesta, si es de quien prefiere no saber nada de Los últimos Jedi antes de verla, se recomienda omitir el resto de este artículo.
La esperada película, escrita y dirigida por Rian Johnson (Looper) efectivamente establece paralelos con el celebrado episodio V, aunque más en su contexto que en su fondo: las predecesoras de ambas películas terminaban con una gran victoria de los héroes contra los villanos -los rebeldes y el Imperio en la trilogía original; la resistencia y la Primera Orden en esta nueva historia-, sólo para que las celebraciones fueran breves, y una película después los antagonistas se encuentran nuevamente con una amplia ventaja por sobre sus rivales. Con la acción comenzando pocos minutos después del final de El despertar..., la Primera Orden, encabezada por el líder supremo Snoke (Andy Serkis), persigue a las fuerzas comandadas por la General Leia (Carrie Fisher, en su último papel en el cine tras fallecer en 2016) hasta el borde de una desaparición total.
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Daisy Ridley y Mark Hamill en la premiere europea de 'Star Wars: The Last Jedi' este 12 de diciembre en Londres. Foto: Vianney Le Caer/Invision/AP.[/caption]
Mientras, la joven aspirante a Jedi Rey (Daisy Ridley), recurre al recluido Luke Skywalker (Mark Hamill) para pedir su ayuda, tanto para asistir a la complicada resistencia como para aprender a dominar sus propios poderes. Sin entrar en demasiados detalles, el antiguo maestro Jedi está lejos de recibirla con los brazos abiertos, y la revelación de las razones que lo llevaron a dejar atrás a sus amigos y su modo de vida como "leyenda" -como él mismo explica- es parte central del conflicto de la película. Al otro lado del universo, el atormentado discípulo de Snoke, Kylo Ren (un sólido Adam Driver) está decidido a atraer a Rey al lado oscuro, mientras sigue luchando con las expectativas de convertirse en una figura tan poderosa como Darth Vader.
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Adam Driver en la premiere de Star Wars: The Last Jedi en Lodres. Foto: AFP / Daniel LEAL-OLIVAS.[/caption]
Rey se encuentra además aislada de sus compañeros de aventuras de la cinta pasada, con Finn (John Boyega) en medio de su propia misión: conseguir una forma de infiltrarse en la nave principal de la Primera Orden y desactivar su sistema de rastreo, permitiéndole a la resistencia, peligrosamente baja en combustible, poder escapar de sus radares. Para eso, es acompañado por uno de los rostros nuevos de la saga, Rose (Kelly Marie Tran) a un lujoso planeta, donde deben reclutar la asistencia de un codificador (Benicio del Toro) de dudosas intenciones. Mientras, el intrépido piloto Poe Dameron (Oscar Isaac), de protagonismo aumentado en esta película, insiste en que la confrontación directa es la única forma de derrotar la Primera Orden, lo que lo enfrenta a una de las líderes de la Resistencia, la vicealmirante Holdo (Laura Dern).
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John Boyega en la premiere en Londres de Star Wars: The Last Jedi este 12 de diciembre. Foto: AFP / Daniel LEAL-OLIVAS.[/caption]
Entre las distintas cruzadas, cada una enfrentando una abrumadora improbabilidad de éxito, Johnson construye la que es quizás la película más oscura de Star Wars, junto al spin-off Rogue One (2016), en donde la esperanza es un recurso escaso, con una heroína que pareciera estar siempre a un sólo paso de caer al lado oscuro, y un villano que lucha con la bondad en su interior.
En un punto medio está Luke Skywalker, transformado en un héroe trágico alejado de su mito de antaño -y con Hamill entregando la mejor interpretación de su carrera-. Mientras El despertar de la fuerza encontraba su fuerte en el humor, aquí la comedia es limitada al irónicamente inepto General Hux (Domhnall Gleeson) y a criaturas peludas voladoras llamadas porgs.
Pero Star Wars sigue siendo Star Wars; una épica galáctica donde abundan las grandilocuentes batallas espaciales, la lucha del bien contra el mal y múltiples momentos que apuntan al corazón de los fanáticos, dejando todo listo para la conclusión de la trilogía en 2019.
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Los príncipes William y Harry con el droid BB-8 en la premiere europea de Star Wars este 12 de diciembr. Foto: AFP / POOL / Eddie MULHOLLAND,[/caption]