La ocupación de los asientos transcurre de forma lenta. Media hora antes de la función, la mayoría de los lugares del legendario Luna Park se encuentran aún disponibles, a pesar de que las entradas para ver la primera función de Disney On Ice: Festival Mágico Sobre Hielo en Buenos Aires se encuentran prácticamente agotadas. Pero casi de un momento a otro, una invasión de sombreros de Olaf, el muñeco de nieve de Frozen, comienza a circular por el lugar sobre las cabezas de los niños que llegan a ver el espectáculo, que prepara su arribo a Chile, donde se presentará entre el 12 y el 20 de agosto en el Movistar Arena.
La presencia constante del espectáculo en Latinoamérica -en el tiempo reciente, los shows de Disney On Ice aterrizan en Chile de forma anual- no parecen agotar la capacidad de presentar nuevos montajes, sacándole provecho al extenso catálogo de personajes de Disney. "La misión de Feld siempre ha sido que te puedas llevar de uno de nuestros shows un recuerdo que te dure una vida. Esto es algo que queremos hacer todos los días y es un agrado poder hacerlo año tras año", dice Juan Monguzzi, coordinador regional de marketing de Feld Entertainment, la compañía que desde 1981 se encarga de producir estos espectáculos. "Mantener Disney On Ice es un trabajo de todos los días. Estamos pensando todo el tiempo en cómo hacer mejores shows y cómo agregar nuevas tecnologías para que sigan siendo relevantes en un mundo que cambia todo el tiempo. Y creo que lo hemos hecho bien, porque la gente sigue viniendo masivamente a ver nuestros shows", agrega.
En el caso de Festival Mágico Sobre Hielo, el foco está puesto sobre dos historias que saben de convocar al público infantil; Frozen, que desde su aparición en 2013 no parece haber disminuido su estatus de fenómeno, y La Bella y la Bestia, que gracias al remake de este año protagonizado por Emma Watson -la película más vista de este 2017 a nivel global- ha resurgido en popularidad entre el público de menor edad.
La presentación de estas dos cintas sobre la pista de patinaje ocupa toda la segunda mitad del montaje, que dura dos horas y cuarto (contando un intermedio). Antes, apenas las luces se apagan, una voz introduce a los animadores: Mickey, Minnie, Goofy y Donald, a quienes los niños aplauden como rockstars cuando entran patinando. Tras una breve parte inicial con esos personajes, la historia de La Sirenita toma la pista, una de las secciones más coloridas del show, con números musicales como Bajo el mar y Bésala. Luego sigue Enredados, con Rapunzel, que incluye una sección donde niños del público son invitados a estar entre los personajes.
Los shows, que no sólo incluyen patinaje sobre hielo y música, sino que además tiene efectos de luz y acrobacias en el aire, resumen las historias de las películas que presentan, pero con un cuidado especial: el rol de los villanos es minimizado, para no transformar la experiencia en algo que pueda molestar a los niños.
Tras el intermedio, La Bella y la Bestia y Frozen toman el protagonismo. A diferencia de la primera mitad, el tiempo que ocupa cada película es más extenso, y omite menos detalles de su trama, apoyados en que ambas cintas poseen populares números musicales. Lo fresco en la memoria de Bella y compañía se nota en la recepción: los aplausos a la heroína de la historia cuando aparece son de los más cálidos de la noche. Pero Frozen sigue siendo el clímax. No sólo por la euforia que generan Anna, Elsa y, sobre todo, el muñeco Olaf, sino porque, técnicamente, es el momento más elaborado del espectáculo: en un momento, una nevazón cubre todo el recinto. Por supuesto, el momento en que Elsa canta Libre soy, genera un coro masivo en el público.
Las entradas para ver Festival Mágico Sobre Hielo en Chile se pueden adquirir a través del sistema Puntoticket, con valores entre los $ 9.000 y los $ 107.350.