Assad consigue su mayor victoria en la guerra siria al reconquistar Alepo
El cese el fuego acordado para el retiro de civiles y rebeldes fue suspendido con el reinicio de los combates y los bombardeos. Las tropas del régimen se enfrentaron a las fuerzas opositoras durante cuatro años en el oriente de esta ciudad.
La caída total de Alepo en manos del régimen de Assad es una cuestión de tiempo y sin duda significará un punto de inflexión en la guerra siria. El cese el fuego mediado por Rusia y Turquía debía haber entrado en vigor para la evacuación de los civiles y rebeldes de los barrios orientales de la ciudad, pero debió ser aplazado en vista de ataques y bombardeos. Todas las partes acusaron a sus rivales de haber reiniciado los combates. Por este motivo, mientras se retomaban las negociaciones, fuentes opositoras sostenían que el comienzo de la tregua podía comenzar hoy mismo, mientras que el canciller ruso, Sergei Lavrov, habló de una postergación de dos o tres días.
Estaba previsto que la evacuación comenzara a las cinco de la mañana de este miércoles, e incluso los buses para transportar a los insurgentes y civiles se habían posicionado en el barrio de Al Ramusa, en el sur y adyacente a la parte asediada de Alepo donde están los rebeldes, pero tuvieron que retirarse. Según datos del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, unas 15.000 personas iban a abandonar la zona asediada de Alepo, de las cuales 5.000 eran insurgentes y 10.000 civiles, entre los que hay familiares de combatientes. Sin embargo, estos temen que las fuerzas del régimen los detengan e incluso los ejecuten una vez que salgan de su territorio.
Como sea, el fin de la batalla de Alepo y la derrota de los rebeldes en esta ciudad, que llegó a ser la más poblada del país, se convierte en una victoria incuestionable para Basher Assad ya que, gracias al apoyo de las fuerzas rusas desde septiembre de 2015, controla así casi todas las grandes zonas urbanas. Además, se produce a un poco más de un mes de que Barack Obama deje la Casa Blanca y lo reemplace Donald Trump, quien ve a Assad como un eventual aliado en la lucha contra el Estado Islámico.
El gobernante sirio también controla casi totalmente Damasco, la capital, las ciudades de Homs y Hama, la mayor parte de la frontera con Líbano y la costa Mediterránea. Y ha prometido continuar la guerra hasta controlar todo el país. "Aunque terminemos en Alepo, continuaremos la guerra", dijo la semana pasada a un diario local.
Conquistado Alepo, las fuerzas de Assad, incluidos los milicianos leales, pueden ser enviadas a los sectores que tienen dominio los rebeldes y los yihadistas del Estado Islámico, como barrios de Damasco y en los alrededores de la frontera con Jordania.
Aunque los rebeldes todavía controlan territorios en el resto de Siria, incluida la casi totalidad de la provincia de Idlib, en el noroeste del país, su derrota en Alepo es aplastante al punto que parece difícil que logre retomar el impulso y se muestre como una fuerza capaz de avanzar en una guerra que ya lleva cinco años, que ha dejado unos 310.000 muertos, ha desplazado a la mitad de la población, mientras que millones de sirios han buscado refugio en Europa.
"Si los rebeldes se ven como una causa prohibida, no recibirán el mismo nivel de compromiso extranjero" como hasta ahora, dijo a la agencia France Presse, Aron Lund, de la Century Foundation. En todo caso, Idlib sigue siendo de una importancia estratégica para el bando rebelde ya que desde ahí tienen acceso a la frontera turca y cuentan con un gran número de combatientes, por lo que no será fácil para el régimen cosechar una victoria.
Alepo era en otro tiempo el centro comercial del país y la puerta a Turquía y Occidente. En marzo de 2001 fue escenario de manifestaciones estudiantiles contra el régimen, las cuales fueron reprimidas. En julio de 2012 los rebeldes del Ejército Sirio Libre penetraron en la ciudad y controlaron la mitad este de la ciudad. Comenzó así una guerra de desgaste que fue destruyendo toda la ciudad incluido su antiguo casco antiguo. De hecho, era una joya arquitectónica y una de las ciudades habitadas de forma constante más antiguas del mundo, al menos desde 4.000 años antes de Cristo.
Pero con la intervención rusa, en septiembre de 2015, el régimen de Assad pudo avanzar tras meses de perder terrenos. En julio, el Ejército sirio logró contar la última vía de abastecimiento de los rebeldes con lo que se inició el asedio a los barrios del este. En septiembre las tropas sirias y rusas lanzaron una ofensiva contra los rebeldes, incluidos los bombardeos más intensos de los últimos dos años. El avance del régimen fue incontrastable pese a los esfuerzos opositores y el 7 de diciembre cayó la ciudad antigua y los rebeldes quedaron con el control de un puñado de barrios que están a punto de ceder.
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