El Very Large Telescope (VLT) es el telescopio óptico más poderoso del mundo. Ubicado en el Observatorio Paranal, en la Segunda Región, en Chile, este telescopio se caracteriza por lograr combinar sus cuatro espejos principales, de 8,2 metros de diámetro y entregar una visión única del Universo.

Por ello, año a año cientos de astrónomos de todo el mundo postulan sus proyectos científicos para optar a algunas horas de observación anuales en el VLT. "Uno se siente agradecido cuando te dan cinco a 10 horas para un estudio", dice Sebastián López, académico del departamento de Astronomía de la Universidad de Chile.

Por ello se reconoce un privilegiado. Liderará un grupo internacional de 14 astrónomos, tras ganar un concurso del Observatorio Europeo Austral (ESO), que le facilitará 100 horas de observación con el Very Large Telescope. ¿Su misión? Observar el Universo cuando tenía el 10% de su edad actual (hoy tiene 13.700 millones de años) y encontrar allí respuestas a interrogantes tan vitales sobre cómo se formó y se distribuyó la materia en el cosmos. En resumen, "comprender el por qué, el cómo y el cuánto de nuestro Universo actual. Pretendemos dar un vuelco a las teorías actuales o por lo menos tener información impactante sobre el Universo", dice López.

MIRANDO QUASARES

Para realizar y lograr este objetivo, los astrónomos observarán 100 quásares que son los objetos más lejanos y luminosos que se ha podido observar en el cosmos, lo que los convierte en una herramienta crucial para investigar la época en que se formaron las primeras estrellas y galaxias.

Se cree que los quásares son los núcleos activos de galaxias jóvenes que están en formación, cuyo centro es alimentado por un agujero negro supermasivo. La materia que cae en este agujero liberaría energía gravitacional que haría a los quásares ser tan brillantes. López explica que la luz de los quásares "ha recorrido el 90% del espacio-tiempo del Universo, hasta llegar a la Tierra" y que ella trae información valiosa que puede revelar cómo era la materia en el origen del Universo. "Aún faltan piezas del puzzle para comprobar teorías sobre la formación y distribución del Universo y nosotros iremos tras ellas", dice López.

Para ello, el equipo usará un aparato de última generación, ubicado en el VLT: el X-Shooter, un espectrógrafo capaz de medir una gran variedad de longitudes de onda de luz, lo que permitirá analizar las propiedades de estos objetos muy lejanos.

EQUIPO ESPECIALIZADO

El equipo que encabeza López lo integran otros tres astrónomos de la Universidad de Chile y 11 académicos de la Universidad de Hamburgo, el Instituto Potsdam de Alemania, la U. de Victoria de Canadá, la Universidad de California Santa Cruz de EEUU, y el Observatorio de Trieste, en Italia.

Los integrantes del grupo son parte de una comunidad especializada de astrónomos que trabaja en un área conocida como "medio intergaláctico", que estudia la materia que hay entre las galaxias. "Esta área requiere de muchas cabezas pensantes, pero lo más importante, la experticia de muchos ángulos de la astronomía", dice López, quien agrega que los resultados de las observaciones estarán listos en dos años.

El proyecto también investigará la química del Universo temprano, que dará pistas de "cómo se crearon los elementos a lo largo de la historia del cosmos. Existen teorías, pero nuestros datos podrían desafiar lo conocido".

LOS HALLAZGOS DEL VLT
En 1998 comenzó a operar oficialmente el Observatorio Paranal de ESO y con él el Very Large Telescope (VLT). Desde ese entonces sus cuatro telescopios principales (Antu, Kueyen, Melipal y Yepun), de un diámetro de 8,2 metros, se han convertido en los más preciados por la astronomía y en un gran aporte para la ciencia.

De hecho, parte de los datos usados para descubrir la aceleración del Universo -investigación que obtuvo el Premio Nobel de Física 2011- fueron obtenidos desde este telescopio. Desde el VLT se han fotografiado exoplanetas ubicados a millones de años luz de distancia de la Tierra y se ha analizado sus atmósferas y se han podido ver estructuras del universo primitivo como la estrella más antigua de la Vía Láctea, estrellas orbitando agujeros negros o el quásar más distante.

Todos estos descubrimientos se espera se potencien con la llegada del E-ELT, el telescopio óptico más grande del mundo, que se construirá en el Cerro Armazones, distante a pocos kilómetros de Paranal, que estará listo para 2020 y que se espera trabaje coordinadamente con el VLT para potenciar las observaciones.