Atacama 2.0
Un hostal en uno de los volcanes más altos del mundo y una paradisíaca playa escondida a pocos kilómetros de Bahía Inglesa están entre las novedades que la región norte del país tiene para este verano.
El cielo está despejado. Apenas unas tímidas nubes se interponen entre el sol y la 4x4 que avanza hacia la Cordillera de Atacama por una carretera en perfectas condiciones, pero que a sus alrededor aún muestra las grietas de los aluviones de marzo de 2015. El desierto y el colorido de los cerros que brillan metálicamente por la mañana anticipan un viaje único.
El destino final es el refugio de alta montaña Maricunga, ubicado en la orilla de la laguna Santa Rosa, una de las tantas reservas de agua ubicadas en el Parque Nevado Tres Cruces –uno de los tres que existen en Atacama– y que se está convirtiendo en una atracción turística para un grupo creciente de personas que quieren conocer "la capital sudamericana de montañismo".
El nombre no es antojadizo. Ercio Mettifogo, dueño del tour operador Puna de Atacama y socio del refugio Maricunga, explica que "en Sudamérica hay más de 50 cimas sobre seis mil metros y 16 de ellas están acá, incluyendo el mítico volcán Ojos del Salado, es decir, cuenta con la más alta concentración de cumbres que superan esa altura". A las montañas y lagunas se suman interminables salares, piscinas naturales con aguas termales, guanacos y aves como flamencos y patos cruzando intempestivamente el camino.
Para llegar hay que partir desde Copiapó –ideal en un auto todo terreno– y tomar el camino internacional hacia Argentina. A unos 70 kilómetros de la capital regional, en un sector denominado La Puerta, se puede hacer la primera parada. Ahí vive Candelaria, una mujer colla que lleva 17 años en el lugar ofreciendo almuerzos y meriendas a los turistas. Más arriba, a unos 3.800 metros sobre el nivel del mar, aparece en todo su esplendor la laguna Santa Rosa con sus aguas de color verde y azul, un verdadero espejo en medio de estos cerros milenarios. Ahí se emplaza el Complejo Maricunga, el único servicio de refugio de montaña habilitado en Tres Cruces y que debe su nombre al gran salar que se ubica en la zona, el más austral de Chile.
Unos kilómetros más arriba de la laguna Santa Rosa, está su hermana, la Laguna Verde (4.320 m.s.n.m.), otra de las joyas del Parque que incluye piscinas termales. En general toda la zona es ideal para practicar trekking, ciclismo, observación de flora y fauna y deportes acuáticos. La gracia del refugio Maricunga es que ya no sólo los montañistas expertos pueden disfrutar de estos increíbles paisajes. El lugar ofrece tres tipos de servicios: un sector de camping habilitado para los deportistas que llegan con todos sus equipos e incluye baños y un buen espacio para cocinar abrigado del viento; el refugio Flamenco con 12 camas dispuestas en camarotes y con baño común y por último, el Guanaco, un hotel de montaña, con tres habitaciones, una con cuatro camarotes y otra con cama matrimonial y una cama adicional, cada una con baño privado. Todo un lujo en estos parajes.
El sector Flamenco y Guanaco comparten el comedor y una cocina para el que quiere cocinar. Los demás pueden optar por el Picnic Wara que incluye distintos tipos de platos que llegan listos a la cordillera, un servicio disponible para los turistas que se alojaron en el Hotel Wara ubicado en Copiapó y cuya propietaria es Susana Aránguiz, la otra socia del refugio Maricunga. "Nos seguiremos perfeccionando, aunque esto es alta montaña y no es simple. Ya contamos con muchos tours de lujo y de altísima calidad que han combinado el servicio del Hotel Wara con el refugio Maricunga. Ha sido un proceso lento, hace dos meses abrimos el complejo completo y desde entonces unas 300 personas nos han visitado. El 95 por ciento han sido extranjeros, principalmente europeos", explica Susana.
Los valores del refugio fluctúan entre los cinco mil pesos del camping y US$ 100 de los lujosos domos, los que se pueden reservar en los teléfonos 990513202 y 522520112.
El objetivo de los dueños es tener abierto el refugio al menos de septiembre a abril, pero eso depende de que las autoridades mantengan en buen estado los caminos y mejoren la señalética.
Chorrillos, arrancando del bullicio playero
Tan sólo 18 kilómetros al sur de Bahía Inglesa, pero lejos de las visitas masivas que se concentran en ese popular balneario durante esta época, se encuentra la Playa Chorrillos. El difícil acceso a ella es, al mismo tiempo, su principal fortaleza. Para llegar hay que tomar el camino costero que une Caldera con Huasco, hasta un viejo letrero de lata que es la señal para desviarse del camino principal y "bajar" por una ruta de tierra y piedras, lenta pero apta para cualquier vehículo. Cuando se acaba la huella habilitada, hay que dejar el auto y seguir caminando cerca de un kilómetro por un sendero que, sin ser peligroso, tiene cierto grado de dificultad, y va por un cerro del que brotan algunas vertientes de agua que permiten la existencia de abundante vegetación, todo un milagro tomando en cuenta que el lugar está en pleno desierto de Atacama y que el sol no da tregua en verano.
La caminata tiene su premio cuando se llega a una playa de poco más de dos kilómetros con aguas turquesas y más cálidas que las de Bahía Inglesa, arenas grises y formaciones rocosas y farellones milenarios que se han convertido en el hogar de diferentes tipos de aves. Dependiendo de las marejadas, el mar puede ser una taza de leche o tener olas del tamaño ideal para practicar bodyboard.
Timothy Taffe vive hace 20 años en Copiapó y recién el año pasado conoció esta playa. "Ahora vengo todos los fines de semana, no hay tanta gente, podemos leer y bañarnos tranquilos. De verdad que es una maravilla". En promedio llegan hasta ahí unas 50 personas por fin de semana, es decir, no es una playa desierta pero entre un quitasol y otro hay una distancia más que prudente.
Para Juan Pablo Ross, quien viaja desde Santiago todos los años a recorrer la costa de Atacama, Chorrillos "es una de las maravillas de esta región. Vengo hace mucho tiempo y ahora llega más gente, pero todavía sigue siendo una playa misteriosa. La única queja es la basura que algunos dejan", dice.
Estudios de la Universidad de Atacama señalan que en esta aguada confluyen ecosistemas terrestres de agua dulce con un ecosistema marino, lo que hace posible que ahí surjan especies que no se dan en ningún otro lugar de la costa nortina. El ecosistema es frágil, por lo que algunos biólogos piden que sea declarado Parque Nacional. Carlos Pizarro, dueño del tour operador Chillitrip, explica "que de hecho es parte de la Reserva Marina Costera Protegida", y que "en sus acantilados que se formaron hace millones de años y en sus sedimentos se pueden apreciar todos los momentos de la historia geológica de Atacama". El lugar además es parte del Sendero de Chile, ofreciendo innumerables posibilidades de trekking en sus farellones.
OTRA VÍA A CHORRILLOS
Otra opción para entrar a la playa es desde el sur por el camino de Puerto Viejo, bajando hacia el camino costero. Este comienza en la desembocadura del río Copiapó, un sector que renació luego de los aluviones de marzo de 2015 y que ha potenciado la vida en los humedales cercanos con la aparición de aves como garzas, patos y taguas. En ese trayecto se pueden visitar también playas como Las Salinas, Isla Chata, Bahía Cisne, entre otras de particular belleza. No olvide llevar mucha agua, bloqueador y quitasol.
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