La policía inundó un distrito uigur de la ciudad de Kunming, en el suroeste de China, horas después de que atacantes con cuchillos mataran a 29 personas en una estación de trenes, una sangrienta evidencia del riesgo de que las tensiones étnicas puedan superar las fronteras de la región de Xinjiang.
En Xinjiang, en el lejano oeste de China, residen los musulmanes uigures, muchos de los cuales expresan su irritación ante las restricciones chinas a su cultura y religión. Beijing dice que los uigures tienen libertad religiosa, cultural y lingüística.
En Kunming, la capital de la provincia de Yunnan, a cientos de millas al sureste de Xinjiang, miembros de la pequeña comunidad uigur que hablaron con Reuters dijeron que la situación era tensa. "A mi me registraron ya tres veces. La policía nos apunta con sus armas. Nosotros tampoco sabemos lo que sucedió realmente", dijo Aniwar Wuppur, un trabajador uigur de un restaurante.
Los residentes en el distrito Dashuyin de Kunming, donde viven muchos uigures, dijeron que la policía llegó al barrio horas después del ataque, hizo una redada e interrogó a decenas de personas.
Varios hombres uigures dijeron que no se les dañó físicamente, pero que fueron interrogados durante horas.
La violencia del sábado fue el primer ataque importante atribuido a habitantes de Xinjiang tan lejos de la región desde un incidente en la Plaza Tiananmen de Beijing en octubre cuando un automóvil explotó en medio de turistas matando a sus tres ocupantes y a dos transeúntes.
Antes de esos dos incidentes, la violencia había estado limitada a Xinjiang, una región fronteriza con Asia Central, Afganistán, Pakistán e India, donde más de 100 personas murieron el año pasado.
No han habido señales de represalias contra los uigures en Kunming, pero algunos residentes de la etnia Han expresaron su enojo.
"Deberían enviarlos de nuevo a su región, y no dejarlos volver a Kunming nunca más", dijo Yang Jing en su tienda de costura ubicada frente a un restaurante uigur. "Son odiosos. Incluso sus hijos pequeños roban cosas y pelean, y los adultos son peores", agregó.
Otros dijeron que el ataque dejó una cicatriz psicológica.
"No se puede culpar a toda la gente de Xinjiang por esto", dijo Li Baochang, de paso por el distrito de Dashuyin. "Pero las sospechas crecen y a veces, aunque no queramos, los sentimientos en nuestro corazón han cambiado", agregó.
PRESUNTOS ATACANTES DETENIDOS
Mientras tanto, según la agencia Dpa, las autoridades chinas detuvieron a todos los presuntos atacantes que mataron a cuchilladas a 29 personas este sábado.
Las últimas tres personas que integraban el grupo de los ocho presuntos agresores fueron detenidas este lunes, 40 horas después de que se cometiera el atentado, informaron medios estatales, que además precisaron que el grupo estuvo liderado por un hombre identificado como Abdurehim Kurban, nombre que apunta a un origen uigur.
La policía ya había manifestado sospechas de que los atacantes fuesen separatistas uigures.
En el ataque, aparte de las personas que murieron, 143 resultaron heridas. Al menos 20 heridos aún se encuentran en estado crítico.
La policía mató en el lugar a cuatro atacantes a disparos y detuvo a una mujer herida. El grupo estaba integrado por seis hombres y dos mujeres y, según apuntó la policía, en el lugar de los hechos fue hallada una bandera de agrupaciones separatistas de Turquestán oriental.
Los atacantes agredieron indiscriminadamente con cuchillos y machetes a las personas que esperaban en la estación.