El ataque sufrido ayer por el presidente checo, Vaclav Klaus, al que un joven de 26 años disparó siete veces con una pistola de fogueo, desató en el país un amplio debate sobre la seguridad del jefe del Estado.
"No quiero ni imaginarme lo que podría haber ocurrido. Lo que es seguro es que algunas cosas relacionadas con la seguridad del jefe del Estado tienen que cambiar radicalmente y ya mismo", declaró hoy al diario Právo el vocero presidencial, Radim Ochvat, citado por Efe.
Los hechos ocurrieron cuando Klaus acudió a Chrastava (norte de Bohemia) para inaugurar un puente y cuando se hallaba saludando a la gente se le acercó un joven, identificado como Pavel Ondrous, quien le disparo a corta distancia con una pistola de "airsoft", réplica de un arma checa CZ75, que dispara perdigones de plástico. El "airsoft" Es un juego de estrategia y simulación militar parecido al paintball.
Klaus, que resultó levemente herido, restó importancia al incidente, aunque luego se quejó del deficiente trabajo de los agentes encargados de su seguridad.
Según los medios checos, Ondrous no tiene ningún historial delictivo, y con este acto quiso llamar la atención sobre su difícil situación económica.
Vaclav Klaus, de 71 años, cuyo segundo y final mandato termina en marzo, es una figura popular en el país europeo. Pero sus duras críticas del euro, la integración a la Unión Europa y los esfuerzos para frenar el calentamiento global, además de su posición positiva respecto a Rusia, le han ganado algunos enemigos, cita Reuters.