Ataque contra hotel en Trípoli agrava caos en Libia a cuatro años de la Primavera Arabe
El atentado en la capital libia dejó 11 muertos y fue reivindicado por el Estado Islámico (EI).
Un grupo de hombres armados irrumpió ayer en la recepción del lujoso hotel Corinthia, en Trípoli, la capital de Libia, atrincherándose por varias horas en los pisos más altos del lugar hasta que finalmente se inmolaron. Al menos 11 personas murieron, de los cuales cinco son extranjeros, en un ataque que fue reivindicado por el Estado Islámico (EI).
En el estacionamiento del hotel, el mismo donde en octubre de 2013 se llevó a cabo el secuestro del entonces primer ministro Ali Zeidan, activaron también un autobomba.
Se trata del primer ataque del EI en Trípoli. Este hecho no sólo revela que los tentáculos de los yihadistas se han extendido con fuerza y rapidez por el norte de Africa, sino que también pone al descubierto la delicada situación que vive Libia, golpeada por la anarquía y el caos político tras la caída de Muammar Gaddafi en 2011. El país norafricano posee 6,4 millones de habitantes y posee una de las mayores reservas de petróleo.
En la inestable Libia de hoy coexisten dos gobiernos rivales, que actúan cada uno mediante su propio "Parlamento". La presencia de numerosas milicias que gobiernan distintas partes del territorio estaría agravando la situación y aumentando día a día los choques por el poder.
Uno de los gobiernos, el más moderado, fue el ganador de las elecciones parlamentarias de junio pasado y está instalado en la ciudad de Tobruk, de 120 mil habitantes en el este del país, uno de los últimos bastiones reconocidos por la comunidad internacional.
Y aunque este cuerpo legislativo y su gobierno son los únicos reconocidos oficialmente por Naciones Unidas, no controlan ninguna de las tres principales ciudades del país.
El otro gobierno, liderado por islamistas, está instalado al oeste del país, en la capital, Trípoli, ya que luego de perder esas elecciones forzaron la huida del Parlamento recién electo. Estas milicias islámicas se autoproclamaron como gobernantes del territorio libio. Dentro de estos grupos destaca la presencia de una suerte de coalición de milicias, llamadas Amanecer de Libia, que también controlan la ciudad de Misrata, que se enorgullece por haber puesto la mayor resistencia contra las fuerzas del gobierno de Gaddafi.
A su vez, la milicia Ansar Asharia controla la segunda ciudad más importante, Bengasi, que hizo de cuartel general durante la revolución de 2011. Se piensa que es el grupo armado islamista más peligroso del país, junto con su milicia aliada, la Brigada del 17 de febrero, que también controla la zona. Todas estas milicias lucharon en su momento contra el régimen de Gaddafi y ahora cada una opera con intereses diferentes y con alianzas pragmáticas según el caso.
Pero el gobierno de Tobruk también cuenta con una poderosa milicia, el Ejército Nacional Libio, comandado por el ex general Jalifa Hafta, principal oponente de las milicias islámicas.
Este es el escenario en que conviven los diferentes bandos y en donde la violenta rivalidad entre islamistas y nacionalistas provocó que numerosos países decidieran retirar sus representantes diplomáticos. El jefe del gobierno islamista de Trípoli, Omar al Hasi, suele alojarse en el hotel Corinthia. La agencia Lana, controlada por islamistas, aseguró que el ataque estaba dirigido en su contra. Trípoli acusó a los seguidores del gobierno con sede en Tobruk de estar detrás del ataque. Pero el EI posee campos de entrenamiento en el este de Libia, donde lleva meses combatiendo contra las milicias islamistas para ganar más terreno.
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