Al menos veinte personas, entre ellas tres soldados de la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF), murieron y 61 más resultaron heridas en un ataque suicida talibán registrado hoy en el este afgano, según informaron a la agencia Efe distintas fuentes oficiales.
Según un comunicado del gobierno regional de Khost, en cuya capital homónima tuvo lugar el atentado, los muertos son diez civiles, seis policías, tres soldados de la misión de la OTAN y un intérprete de las tropas aliadas.
El portavoz afgano de Interior, Sediq Sediqui, afirmó que el ataque ocurrió cerca de un banco y aseguró que el objetivo del suicida era una patrulla conjunta del Ejército afgano y la ISAF.
Los heridos, entre quienes hay tres policías afganos, fueron inmediatamente trasladados a hospitales por las fuerzas armadas de Afganistán, explicó Sediqui.
De acuerdo con un portavoz de la organización militar internacional, Adam Wojack, el ataque fue perpetrado por un hombre que portaba un chaleco con material explosivo.
Wojack, que no hizo mención de víctimas civiles, confirmó a última hora de la mañana las muertes de los tres soldados y su intérprete, y añadió que serán las autoridades de los países de procedencia de los fallecidos quienes divulguen sus identidades.
El atentado fue reivindicado por el portavoz talibán Zabiulá Muyahid, quien declaró a Efe que el suicida terminó con las vidas de ocho soldados de la OTAN, seis afganos y un intérprete, aunque los insurgentes suelen exagerar el alcance de sus acciones.
Los insurgentes talibanes recurren con frecuencia a colocar bombas camineras o cometer ataques suicidas en su lucha por derrocar al Gobierno afgano y lograr la salida del territorio afgano de las tropas internacionales desplegadas en el país.
Según datos del portal independiente icasualties.org, en lo que va de año han muerto en Afganistán 347 soldados extranjeros, frente a los 566 registrados en todo el año 2011.
La invasión internacional del país puso fin al régimen talibán en el año 2001, pero en los últimos años los insurgentes se han reorganizado y han incrementado el alcance de sus acciones para volver a implantar un régimen fundamentalista islámico.
La mayoría de las víctimas del conflicto -varios miles al año- en este país, uno de los más pobres, violentos e inestables del mundo, son sin embargo civiles.