Al menos 36 personas muertas y un centenar de heridos dejó un ataque suicida en un funeral que se realizaba al noroeste de Pakistán, en Peshawar, y al que asistían milicianos antitalibanes. El área está habitada por varios ejércitos tribales que combate a los talibanes y reciben ayuda del gobierno por hacerlo.
Los talibanes paquistaníes se atribuyeron la responsabilidad del ataque. Al igual que en otros lugares del noroeste, los milicianos han sido atacados sin clemencia por los insurgentes.
El jefe policial Zahid Khan dijo que unas 300 personas asistían al funeral de la esposa de un miliciano en el área de Matani cuando se produjo la explosión. Imágenes de televisión mostraban hombres recogiendo zandalias y sombreros cubiertos de sangre de un polvoriento lugar, abierto donde los dolientes se habían congregado.
Testigos dijeron que el atacante, que parecía ser un adolescente, se presentó en el funeral justo cuando estaba a punto de comenzar. "Pensamos que este joven venía a participar en el funeral, pero de pronto detonó una bomba", dijo uno de los sobrevivientes Syed Alam Khan.
El vocero talibán Asanula Asan dijo que los insurgentes atacaron al miliciano porque era aliado del gobierno paquistaní y efectivamente, de Estados Unidos. "Realizaremos más ataques similares si no detienen sus actividades", indicó en una comunicación telefónica desde un lugar no revelado.
El comandante miliciano Dilawar Khan señaló que consultaría con los combatientes y con los ancianos locales para decidir si seguían luchando contra los talibanes, insistiendo que el gobierno no les brindaba los recursos que necesitaban.
Los milicianos talibanes y de al Qaida libran una cruenta guerra contra el estado paquistaní desde sus bases del noroeste. El ejército ha lanzado varias ofensivas contra los insurgentes, pero también ha alentado la formación de ejércitos privados para ayudar en la pelea.
El martes, por lo menos 20 personas murieron y más de diez quedaron heridos al estallar un coche bomba en la provincia de Punjab.