Proyectiles y nuevos enfrentamientos entre fuerzas del gobierno y separatistas prorrusos pusieron en riesgo el acuerdo de cese del fuego en el este de Ucrania, dos días después de que entró en vigor.
Al menos dos casas atacadas con artillería se incendiaron en la aldea rural de Spartak, ubicada justo al norte de Donetsk, la principal ciudad en poder de los rebeldes y adyacente al aeropuerto.
Un hombre cuya vivienda fue destrozada por un proyectil dijo que los rebeldes habían disparado desde un punto cercano, y que aparentemente ello generó un ataque de las tropas del gobierno ucraniano en represalia.
Varios combatientes rebeldes en la aldea bailaron y bebieron el domingo por la mañana en celebración después de lo que describieron como un exitoso ataque a un campamento militar ucraniano en el área. Uno dijo que el grupo había capturado a ocho soldados, si bien no podía verse a ningún cautivo.
El combatiente, que sólo se identificó con su alias Khokhol, dijo que ninguno de los dos bandos estaba respetando la tregua. "Hubo fuego de mortero hace casi 20 minutos aquí en Spartak", dijo. "No hay cese del fuego para nadie".
Por otro lado, en Mariupol, última ciudad de la región en manos de las fuerzas ucranianas, una mujer murió y tres personas resultaron heridas durante la noche del sábado, según el ayuntamiento de este puerto estratégico del sureste de Ucrania.
Los rebeldes abrieron recientemente un nuevo frente en la costa en lo que muchos ucranianos temen sea un intento por asegurar la ruta terrestre entre Rusia y la península de Crimea, que Moscú anexó a su territorio en marzo.
Amnistía Internacional condenó el domingo las acciones de ambas partes en el estancado conflicto, diciendo que han "mostrado indiferencia por la vida de civiles y violan descaradamente sus obligaciones internacionales".
Un comunicado de los rebeldes señaló que las fuerzas ucranianas dispararon contra sus puestos en seis puntos el sábado, incluido uno cerca del aeropuerto, y varios rebeldes murieron en los choques.
Anastasia Ivanusenko, residente de Spartak que se mudó a Donetsk para escapar de los combates, se enteró que su casa fue destruida el domingo mientras se dirigía a ella con el fin de recoger artículos básicos para su hijo.
"Tengo un bebé y estamos viviendo temporalmente en un dormitorio. Queríamos regresar por el coche para el niño y ropa más cálida para él", dijo la mujer mientras sollozaba en silencio sentada en una banca a la orilla del camino rumbo a su vivienda, ahora destruida. "No había manera de entrar a la casa".
El acuerdo de cese del fuego de 12 puntos, difundido el domingo por supervisores internacionales, exige el retiro de todo el armamento pesado, la liberación de todos los prisioneros y la entrega de ayuda humanitaria a ciudades devastadas en el este de Ucrania.