El ministro japonés de Transporte, Akihiro Ota,  se dijo este miércoles preocupado por el aterrizaje forzado de un Boeing 787 en  Japón, por un problema de batería, indicando que era consciente de que se  trataba de "un incidente grave que hubiera podido causar un grave accidente". 

También indicó que funcionarios de la Oficina de Aviación Civil y de la  Comisión de Seguridad habían sido enviados a investigar y tomar medidas frente  al problema detectado, según declaraciones recogidas por los medios de  comunicación.

El incidente se produjo tras una serie de averías en el mismo  tipo de aviones en menos de dos semanas.

Las aerolíneas japonesas  All Nipon Airways (ANA) y Japan Airlines decidieron congelar los vuelos de sus modelos Boeing 787 Dreamliner, que es el que estuvo involucrado en el último incidente.