El estreno del musical de Spider-Man, que llevará las aventuras del superhéroe de Marvel a los escenarios de Broadway, volvió a ser pospuesto después de que uno de sus actores, Kevin Aubin, se cayera y se rompiera las dos muñecas mientras realizaba unas acrobacias que se pueden ver en la obra.

El musical, con un presupuesto de 60 millones de dólares, tenía que ser estrenado el próximo 21 de diciembre pero finalmente no verá la luz hasta el 11 de enero de 2011, según señaló hoy el diario The New York Times.

La obra, cuya música ha sido compuesta por los irlandeses Bono y The Edge de la banda U2, ha sido pospuesta en numerosas ocasiones debido a problemas de financiación y a diferentes cambios de reparto.

El pasado abril, el actor británico Alan Cumming, quien ha participado en numerosas películas, como "X-Men II", "Eyes wide shut" y "Goldeneye", decidió abandonar la obra debido a problemas con su agenda profesional.

El anuncio del británico llegó poco después que la actriz Rachel Evan Wood, que iba a interpretar a Mary Jane, renunciara al proyecto por los múltiples problemas de organización que afectan a la obra.

Según puntualizó el productor Michael Cohl al Times, el musical del Hombre Araña presenta "una complejidad técnica sin precedentes y tenerlo todo preparado lleva su tiempo".

Según parece, los dificultad de los números acrobáticos es uno de los principales impedimentos para que la obra se estrene según el calendario programado.

Los números de vuelos, que permitirán a los actores flotar por encima de las cabezas de los espectadores, han sido creados por un grupo de expertos que han trabajado en dos de las películas de Spider-Man y en espectáculos del Circo del Sol.

Además de los problemas técnicos, la versión musical de Spider-Man, escrita por Julie Taymor, fue suspendida a causa de una deuda acumulada de 19 millones de euros.

En 2009, el propio Bono tuvo que recurrir a su popularidad para conseguir inversores que permitieran llevar la historia del superhéroe a Broadway.

Esta semana el musical ha tenido que lidiar además con el Departamento de Trabajo de Nueva York, que no pudo acabar una inspección de seguridad de los encargados de las acrobacias después que los responsables aseguraran no estar preparados para mostrar los números aéreos.