Tal como lo realiza todos los años, la Junta de Auditores Externos de la Organización de Estados Americanos (OEA) dio a conocer su informe sobre la situación financiera del organismo multilateral, liderado por su secretario general, el chileno José Miguel Insulza.

El reporte, publicado el 30 de abril pasado señala que el directorio "ha notado que el desequilibro estructural presupuestario de la Organización de Estados Americanos continúa resultando en recortes de flujo de dinero y una agenda programática que no es sostenible financieramente. Por tercer año consecutivo, la OEA terminó su año fiscal con un Regular Déficit de Fondos. Para el 31 de diciembre de 2013, el déficit fue de US$ 663 mil".

El informe agrega que, "consistente con los años anteriores, ha continuado la tendencia de que el presupuesto no cubre adecuadamente todos los gastos necesarios (...). A la junta no le parece que la OEA haya prestado atención a su recomendación y está preocupada porque, sin una acción enfocada, una crisis financiera está en el horizonte", añadió.

La crisis económica al interior del organismo es un tema que se arrastra desde hace años. De hecho, en noviembre de 2012, según consta en un artículo de la agencia France Presse (AFP), la OEA "reconoció la crisis financiera en la que se encontraba, al aprobar un presupuesto para 2013 menor al de 2012". Ante ello, se comprometió a redefinir sus prioridades a futuro para mantenerse vigente.

En ese entonces el presupuesto enfrentó protestas de Venezuela, Nicaragua y Bolivia, que rechazaron el aumento de fondos para la Comisión y Corte Interamericana de Derechos Humanos, de las cuales no son partidarios, y que se siga financiando la Junta Interamericana de Defensa. "La realidad va a ser muy parecida el año que viene", por lo que a futuro habrá que revisar las cuotas que aporta cada país o "se harán más cortes" de programas, advirtió en esa oportunidad el entonces embajador de Chile ante el organismo, Darío Paya.

En términos muy parecidos al documento de 2013 revelado en abril, el informe de 2012 señalaba que la junta está "frustrada de que el desequilibrio de presupuesto estructural de la OEA aún tenga que ser tratado, lo que ha resultado en recortes de flujo de dinero y de una agenda que no es sostenible financieramente".

A su vez, el informe de 2010 señalaba que el asunto más importante que enfrentaba la OEA es que "aún no resolvía los desequilibrios estructurales entre las cuotas que recibe (de los países miembro) y las ganancias, y los gastos".

Incluso, en enero de 2006, Insulza había advertido que el organismo requería "de más recursos para poder llevar adelante todos los mandatos que tiene". Sus declaraciones se referían a los comentarios que había hecho el Consejo Permanente sobre las cuotas que cada país entrega.

El último informe, sin embargo, es más categórico y señala que si bien "la OEA apoya y entrega una importante e impactante gama de programas y actividades, la junta está preocupada por el persistente fracaso para abordar la brecha entre las ganancias y el gasto que perjudicará la capacidad de la organización para sostener y entregar programas" en el futuro".

"Para ahorrar, la OEA ha reducido servicios administrativos, agotado sus reservas, tomado prestado fondos de otros fideicomisos, aplazado los costos de la infraestructura necesaria para los años futuros, perdido más del 25% de su personal en los últimos cinco años", sostiene el reporte.

La auditoría, también, indica que en 2013 el secretario general (José Miguel Insulza) presentó una "visión estratégica para la OEA", que, según la junta, contiene las principales preocupaciones expresadas por esa entidad en los últimos años. Además, "señala cómo se han logrado históricamente las transformaciones del organismo y es optimista de que con los esfuerzos conjuntos, una vez más, se pueda lograr ese cambio".

El documento, sin embargo, señala que la OEA no tiene un déficit presupuestario ni que existe una emergencia fiscal. "La junta siente que esto subestima la situación" y agrega que "el Comité del Consejo Permanente sobre los Asuntos Administrativos y Presupuestarios (CAAP) ha identificado una estrategia de administración exhaustiva y de reforma de gestión mediante una modernización de negocios para tratar los desafíos de gestión y fiscales".