En las mujeres, ser madre se vincula en gran medida al reloj biológico. En los hombres, se habla de que esa presión no existe.
Sin embargo, ellos al igual que las mujeres, en los últimos años están atrasando la edad a la cual tienen hijos. Lo muestran cifras de las Estadísticas Vitales del Instituto Nacional de Estadísticas (INE): de 2002 a 2014 aumentaron en 13% los hombres que tuvieron hijos sobre los 40. En 2002 esos nacimientos representaban el 10% del total (25.939 de 238.981) y para el 2014 pasaron a ser el 12% (29.308 de un total de 250.997).
Pese a que en Chile no hay estudios de paternidad a mayor edad, en los sectores medios altos se ve un alza en la edad a la que se tiene el primer hijo, indica Ana Vergara, psicóloga de la U. Diego Portales (UDP). "Por cambios culturales, los varones privilegian asentarse económicamente y en los estudios, y se imaginan una zona libre de hijos. Ello por las trayectorias biográficas, que ya no son lineales, sino diversas".
Florencia Herrera, académica de la Escuela de Sociología UDP, explica que es distinta la experiencia de un primer hijo a los 30 y luego otro a los 50, o a ser papá por primera vez a los 45. "Existen trayectorias vitales que llevan a tener hijos a esa edad, como papás gay o hombres con problemas de infertilidad. Hay una diversidad de situaciones, no es sólo decidir tener hijos más grandes".
También está el caso de los que fueron padres jóvenes, se separan y luego tienen hijos. "Ahí pueden darse papás con un involucramiento más fuerte con esos hijos que con los primeros, con los que tuvo una relación más distante porque se dedicó a trabajar. La situación laboral más estable les permite más involucramiento", dice Herrera.
"Cada día los pediatras estamos viendo más padres mayores, muchas veces son primerizos. Las madres son las que traen a los niños a la consulta con mayor frecuencia, pero hoy hay cinco veces más padres que hace 20 años", señala Humberto Soriano, médico de la Sociedad Chilena de Pediatría.
Marcela Mora, pediatra de la Clínica Santa María, destaca que en los últimos cinco años se aprecia una notable presencia de los padres desde los primeros controles de los pacientes, y de padres mayores primerizos. "Ellos están presentes en situaciones de enfermedad y emergencias médicas, antes era sólo la mamá. Ahora ellos intervienen en la entrevista médica".
Ventajas de la edad
Se trata de padres muy participativos. "En muchos casos son hijos que ha costado traerlos al mundo, es impresionante cuán comprometidos son los nuevos padres", destaca Soriano.
El ser padre a mayor edad da más posibilidad de centrarse en el hijo, explica Vergara. "En etapas más avanzadas los patrones rígidos de masculinidad se tienen a flexibilizar, y además es un cambio cultural que ocurre en nuevas generaciones y padres con más edad que quieren estar más presentes. Lo que no implica que equidad de género en las partes más difíciles del cuidado, ellos están compartiendo más espacios afectivos, la parte más engorrosa, la parte doméstica, no están participando lo suficiente".
Verónica Vásquez psicóloga y académica de la U. de Santiago, explica que la edad influye en el ejercicio de la paternidad. "Son experiencia distintas, ser padre más jóvenes tiene la ventaja de que son menos aprensivos", ejemplifica.
"Muchos de los padres después de los 40 disfrutan mucho más la paternidad y lo que eso significa, eso por la visión de la vida, porque están consolidados económicamente y se dan el espacio para evaluar la vida de otra manera, de aprovechar la paternidad de una forma más completa", dice Mora.
Una etapa en la que se pueden producir conflictos, dice la Vásquez es la adolescencia. "La diferencia de edad puede jugar en contra", indica. Es lo que ocurre con padres de 60 años con hijos de 15 años, dice Vásquez, porque el referente que los padres tienen de la etapa de adolescencia es muy distinta a la actual. "A medida que van creciendo esta diferencia generacional exige mayor trabajo y esfuerzo por parte de los padres para comprender ese mundo distinto de los hijos", dice Vásquez.