Autoridades localizaron 13 cadáveres más en dos fosas clandestinas en el estado norteño de Tamaulipas, con lo que se eleva 72 el número de cuerpos encontrados en los últimos días en una de las regiones más afectadas por el crimen organizado.
 
Entre las personas que llegaron a la morgue de la ciudad fronteriza de Matamoros para reconocer los cadáveres figuró Pablo Cote, cuyo padre está desaparecido. Le informaron que habían encontrado en una de las fosas la licencia de conducir de su papá.

"No tengo palabras. La familia está destrozada, más allá del dolor está la desesperación de ver pasar los días y ver cómo eso acrecienta el dolor", dijo Cote, de 32 años.
 
El secretario de Gobierno de Tamaulipas, Morelos Canseco, dijo que las dos fosas se localizaron el jueves en una zona diferente al lugar donde esta semana hallaron los primeros 59 cadáveres.

El funcionario señaló que aunque no se descarta que pudiera haber algún extranjero, "nuestra percepción en este momento es que se trata de mexicanos".

El gobierno federal informó el jueves que 14 presuntos sospechosos ya fueron detenidos, aunque no se ha informado si pertenecen a algún grupo del narcotráfico.
 
Los primeros 59 cuerpos estaban dentro de ocho fosas en San Fernando, la misma municipalidad donde en agosto fueron asesinados 72 migrantes y cuyos homicidios han sido atribuidos en principio al cartel de las drogas de Los Zetas.

Las autoridades sospechan que algunas de las víctimas podrían ser personas que viajaban en autobuses de pasajeros y que fueron detenidos por criminales.

"Qué tan enfermo hay que estar para hacer las atrocidades como esa", dijo Pedro Cote, cuyo padre del mismo nombre, de 55 años, viajó en autobús desde el estado central de Tlaxcala hasta San Fernando para recoger una camioneta.

El hombre contó que marcó por 24 horas al celular de su padre, cuando a finales de marzo no regresó a su hogar de un viaje de trabajo que había hecho a San Fernando, una comunidad cercana a la frontera con Estados Unidos.
 
Cote contó que insistió en el celular hasta que un hombre extraño contestó: "Ya no me estés molestando, porque este teléfono ya no lo tiene; si me sigues molestando vas a ver".

"El matar a gente y mutilarlos nada más porque sí, yo nada más no lo entiendo", agregó entre el hedor que salía de la morgue de Matamoros, una ciudad fronteriza con Brownsville, Texas.

Mientras las autoridades continúan la búsqueda de posibles nuevas fosas en San Fernando, comenzaban a surgir información sobre personas desaparecidas y que se teme hayan sido víctimas del crimen organizado.

La violencia atribuida al crimen organizado ha dejado más de 34.600 asesinados desde que el presidente Felipe Calderón lanzó su ofensiva contra el narcotráfico, aunque hasta ahora no hay datos sobre el posible número de desaparecidos a manos de los carteles de las drogas.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos ha registrado 5.397 personas desaparecidas desde 2006, aunque no vinculados con el narcotráfico. César Correa, un portavoz del organismo, dijo que no se ha realizado un estudio de ese tipo.
 
Diversas familias que han llegado a la morgue de Matamoros no han podido ingresar, debido a que funcionarios les han dicho que no pueden darles información al menos hasta el lunes.

Las autoridades de Tamaulipas aún no están seguras sobre el origen de las víctimas, aunque gobiernos de otros estados de México han entrado en contado para determinar si algunos de sus habitantes reportados como desaparecidos estarían entre los asesinados, dijo Canseco.

El procurador del estado occidental de Michoacán, Jesús Mandujano, dijo que al menos 13 residentes han desaparecido en Tamaulipas, además de que tienen reportes de un número aún no determinado de otros que no han sido localizados después de que viajaban en autobús por el mismo estado norteño.

La vocera de la Procuraduría del estado central de Guanajuato dijo el viernes a la AP que 17 personas desaparecieron en marzo cuando viajaban en un autobús de pasajeros de la empresa Omnibus.

Mientras, una funcionaria de la Procuraduría General de la República refirió a la AP que 43 residentes de los estados centrales de Querétaro, Hidalgo y San Luis Potosí viajaban en autobuses hacia Estados Unidos, cuando desaparecieron entre finales de marzo y principios de abril.

Los 43 se dirigían hacia Tamaulipas, dijo la funcionaria, no autorizada a ser identificada.

Añadió que personas que han denunciado la desaparición de alguno de sus familiares han comenzado a enviar muestras de ADN a la ciudad de México.

El secretario de Gobierno de Tamaulipas dijo en Milenio Televisión que ningún gobierno centroamericano ha entrado en contacto con ellos.

Las víctimas de la masacre de agosto eran migrantes procedentes de países como El Salvador, Honduras, Guatemala, Ecuador y Brasil.