Cada año, entre diciembre y enero, se produce el período de mayor nivel de radiación ultravioleta (UV) en el país. Pero todo indica que este año los días con niveles extremos superarán los de los últimos dos años y será el segundo más extremo de la última década (ver infografía).

Según el registro de la Red Nacional de Medición Ultravioleta, organismo conformado por el Departamento de Física de la U. de Santiago y la Corporación Nacional del Cáncer (Conac), este año ya suma 14 días con niveles sobre 12 (considerado extremo), casi el doble de los registrados en 2013.

Para Ernesto Gramsch, físico de la U. de Santiago y asesor de la Conac, además de menos días con nubosidad -que ayudan a potenciar el fenómeno- "lo que parece  explicar el alza en la radiación ultravioleta son los cambios en el clima, y esto último se entiendo por el cambio climático".

El especialista dice que si bien el ozono se está recuperando, parte de él se genera en el Ecuador y es llevado por los vientos hacia el sur. Algunos años llega  menos y "hay menos ozono cuando comienza la destrucción de este gas y por eso el agujero puede ser más grande", dice. A veces, el agujero, que en esta época está sobre la Antártica y Magallanes, se desplaza más al norte, llegando al centro del país.

A lo anterior, se agrega que en los últimos dos años ha habido un alza en la temperatura de la estratósfera, produciendo un menor transporte de ozono a los polos. Estos dos elementos, señala Gramsch, provocan que en ciertas épocas se agrande el agujero y deje pasar más radiación, aunque en ningún caso se trata de una tendencia futura.

Como tercer elemento, el físico señala que el aire en la estratósfera está circulando más lento. Esto hace que gases contaminantes como el cloruro de hidrógeno atmosférico (HCl) permanezca más tiempo y aumente su concentración. El cloro que contiene, se libera y destruye el ozono que está alrededor. Por si fuera poco, existe otro elemento, el tetracloruro de carbono CCl4 (que también libera cloro) presente en la atmósfera y que todavía no se sabe de dónde proviene.

Cuidado con la piel

Ante este panorama, Cecilia Orlandi, dermatóloga y asesora de la Conac explica que para protegerse de los altos niveles de radiación hoy más que nunca es importante utilizar protectores solares. Como hay tanta oferta en el mercado, recomienda que para las pieles blancas se utilice protección solar 50+ y las pieles morenas fotoprotección 30, y nunca menos de eso, para nadie.

Respecto de barreras físicas para la piel, Orlandi señala que hay que fijarse en los contenidos en los ingredientes del protector solar. Aquellos que tienen dióxido de titanio y óxido de zinc son un filtro físico que impide que los rayos UV toquen la piel y generalmente están presentes en los productos infantiles. También hay protectores solares con elementos antioxidantes, antimanchas, humectantes, antiarrugas e incluso con color que evita tener que aplicar una base de maquillaje además.

A la hora de vestir, la ropa oscura y suelta son las que más protegen porque son capaces de absorber la radiación. También existen prendas que vienen con filtro solar incorporado (UPF) especialmente para niños. Lo importante dice Orlandi es no olvidar utilizar sombrero de ala ancha que proteja cuello y orejas y lentes oscuros que protejan los ojos.