Histórico

Aumentan hombres que estudian para ser matrones

Porcentaje de obstetras varones ha crecido en torno al 20% en los últimos treinta años. Hasta hace algunos años, incluso había universidades que sólo aceptaban mujeres en esta carrera.

"Al principio mis amigos siempre se burlaban, me molestaban y tiraban la típica talla 'oye Rodrigo, tu carrera es súper chora'. Pero yo les explicaba que cuando uno está atendiendo a una usuaria está en una parada totalmente profesional". Rodrigo Villarroel, de 24 años, está en cuarto año de Obstetricia y Puericultura en la Universidad Mayor, y es parte de una minoría en crecimiento: los matrones. Está feliz con su carrera y se siente orgulloso de ella, a pesar de que hasta hace algunas décadas era considerada casi exclusivamente para mujeres, cuenta Rodrigo al diario La Hora.

Frente a las suspicacias, toma el tema con total naturalidad y señala: "cuando estoy con mi pareja también es totalmente distinto. En una relación sexual no me imagino analizando el tema clínicamente. Son instancias distintas, una es para disfrutar y la otra es trabajo".

Así como Rodrigo -informa el matutino La Hora-, cada vez son más los hombres que se atreven a estudiar para ser obstetras. "Entre los matrones y matronas titulados que están trabajando (siete mil en todo el país), más del 25% son hombres (…) hace unos treinta años atrás no eran más del 5%", señala la presidenta del Colegio de matronas y matrones de Chile, Anita Román.

Respecto a las razones de este aumento, ella cree que "hay una mayor aceptación del hombre a entender el proceso natural del parto. Ellos mismos sentían antes que era una profesión femenina. Se sienten que son por naturaleza demasiado ausentes del proceso y quieren acercarse".

"NOS PREFIEREN"
Rodrigo, quien es presidente del capítulo estudiantes del Colegio, tiene otra visión: "Creo que el aumento de hombres se debe a la demanda del público femenino".

"No hay ningún rechazo al momento de la atención. De hecho, nos eligen bastante porque somos más cálidos, como que las entendemos un poco más, somos menos bruscos, más delicados al palpar, al colocar un espéculo, al hacer un examen de mamas, etc. Varias usuarias me lo han dicho".

Iván Valenzuela, quien se tituló hace veinte años de matrón en la Universidad de la Frontera, coincide con algunas de las opiniones de Rodrigo. "No hay rechazo, al contrario, siempre he tenido buena recepción de parte de las usuarias, quizá por la crianza, soy único hijo hombre, acostumbrado a vivir con mujeres (…) uno puede ir entendiendo qué es lo que siente, qué necesita una mujer en el ámbito de la atención".

"Personalmente, he tenido muy buenas experiencias, usuarias con las que hemos terminado siendo grandes amigos".

Sin embargo, Iván cree que la delicadeza no está relacionada con el género. "Tiene que ver con características más personales", sostiene.

MOMENTOS DE EMOCION
"La Sofi pesó tres kilos trescientos y midió 51 centímetros". Rodrigo recuerda como si fuera ayer el primer parto que atendió solo. Por la emoción que sintió y por un mito que existe en la profesión: "si en el primer parto uno recibe un bebé del sexo opuesto es porque se va a casar. Yo por suerte tuve una mujer, así que probablemente me case", cuenta entre risas.

Luego rememora el nacimiento de Sofía: "Extraer al bebé es como si sacaras un jabón de una tina, se resbala, hay que tomarlo muy firme".

"En realidad es un momento rápido, uno piensa que tiene tiempo para ver el proceso natural, fisiológico, hermoso, pero uno está tan concentrado en sacar a la guagua, en que esté todo bien, que no tenga problemas con el cordón umbilical (…) que sólo una vez que le entregas el bebé a la madre viene algo de tranquilidad, ver el momento de la madre, del padre, de la felicidad, ahí uno lo disfruta".

Para Iván ese también es el momento más emocionante y esa emoción no ha cambiado en dos décadas: "El contacto que hay entre el niño, su madre y su padre en el momento de recién nacido, cuando colocamos el niño sobre el pecho de la mamá y se establece esa relación, es una emoción muy grande para todo el equipo, siempre. Es la maravilla de la naturaleza (…) ¿quién me puso aquí para que yo haga esto?".

PIONERO
Iván Valenzuela es pionero en la incorporación de los hombres a la obstetricia. Oriundo de Los Angeles (Región del Biobío), estudió en la Universidad de la Frontera (Temuco), donde se tituló en 1991. "En ese tiempo había seis universidades que daban la carrera y dos no recibían hombres", comenta. Una vez titulado empezó a trabajar en un hospital rural, en Santa Bárbara. Luego de 16 años, se trasladó al hospital de alta complejidad de Los Ángeles.

Aunque ha recibido a miles de bebés en su vida, Iván sólo estuvo como papá en el nacimiento de sus tres hijos. "Me habría gustado recibirlos, pero quizá con las emociones de por medio uno no puede actuar técnicamente como debiera", explica.

"ANTES LAS ODIABA"
En la vida de Rodrigo Villarroel hay un hecho fundamental para su determinación de estudiar obstetricia: "Cuando yo tenía 15 años mi mamá quedó embarazada y perdió a su guagüita por la negligencia de una matrona. Mi hermana venía con complicaciones -con meconio- y no se actuó de forma adecuada, hubo un problema de reanimación y lamentablemente falleció. Ella nació viva, mi mamá escuchó su llanto, fue un gran sufrimiento para la familia".

"Al principio no quería saber nada con la carrera, odiaba a las matronas, después averigüé lo que le había pasado a mi hermana y pensé que no me gustaría que eso le pasara a alguien más".

"Los primeros años no me gustaba tanto porque era pura teoría (…), pero en tercero, cuando empecé a involucrarme con las personas, con las familias, con las guaguas, cambió completamente. Me enamoré de la carrera, de los partos y de todas las áreas, porque es muy amplio".

CONGRESO
Más de trescientos obstetras y estudiantes de esta carrera participaron en el Congreso Internacional Parto Humanizado. La presidenta del Colegio de matronas y matrones de Chile, Anita Román, explica que el objetivo de la actividad fue "provocar en nosotros un cambio de paradigma frente a la forma de asistir partos en Chile. Se trata de propiciar los partos no medicamentados, más fisiológicos, más normales y por lo tanto con mucho menos probabilidades de algún daño".

El principal exponente del Congreso fue el médico francés Michel Odent. La propuesta de parto humanizado apunta a eliminar el uso de anestesia en el proceso de nacimiento.

"Debe haber una preparación durante todo el embarazo, talleres de autocuidado, para entender el proceso del trabajo de parto. Y el día del parto hay muchas técnicas que se pueden aplicar, sin necesidad del uso de sustancias químicas, manejar el dolor con técnicas naturales se puede lograr, hay evidencia científica de eso. Técnicas de respiración, relajación, ambientación especial y mucha, mucha paciencia", explica Román.

"Estamos seguras de que si se hace el trabajo de parto como siempre ha sido, van a disminuir las cesáreas y las asfixias neonatales, porque el uso de sustancias químicas de inducción del parto pueden provocar un efecto que causa asfixia intrauterina", finaliza.

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