"Me gusta venir a La Vega porque elijo productos de la temporada y por su oferta variada. También por las personas que atienden. Aquí hay una calidez humana rica. Y además, me voy feliz sintiendo que pagué lo justo. Es increíble la diferencia de precios con la zona donde vivo, Las Condes", sostiene la ingeniera Margarita Velázquez, mientras se traslada hasta su vehículo con un carro como los de supermercados, que pidió en la administración del lugar. Va lleno de frutas y verduras, que su nana le ayuda a acomodar.
Margarita aprovechó también de comprar unos delicados platos negros, que hace tiempo deseaba. "Una ganga, mira qué lindos, a sólo $ 1.200 cada uno", dice.
Manuel Caro, administrador de la Comunidad Mercado de La Vega, reconoce que en los últimos años se ha notado la mayor afluencia de santiaguinos de estrato alto en este popular recinto de Recoleta. "Antes venían clientes C1, pero no alcanzaban los 2.000 por semana. Ahora, llegan unas 15 mil personas del segmento ABC1. Es un cambio cultural fuerte", afirma Caro.
En los estacionamientos del lugar este fenómeno es notorio. Ahí está lleno de jeep y camionetas, conducidas sobre todo por mujeres. Vienen solas o con amigas y a veces se hacen acompañar de sus nanas.
APARCADEROS Y CARROS
Para adaptarse a las exigencias de esta nueva clientela, la administración de la Vega Central ha hecho, de forma gradual, una serie de modificaciones en el lugar. Repavimentaron y techaron los pasillos, para evitar exceso de sol en verano y la lluvia y el frío en invierno. También dispusieron de 150 carros de compra, similares a los de los supermercados, para que los clientes pudieran recorrer, escoger productos y regresar cómodamente a sus autos.
Además, se logró la instalación de una cabina de Carabineros y patrullajes frecuentes. Esto se hizo tras un estudio de mediados de 2000, que arrojó pistas sobre cómo cambiar de rumbo, luego de que las ventas -por factores como el aumento de la participación de los supermercados en el negocio- bajaran hasta 60%. "Las mejoras en seguridad han sido vitales. Apenas el 1% de los hechos delictuales del sector sucede dentro de esta comunidad", apunta Pedro Guerrero, encargado de relaciones públicas del recinto.
Otra de las mejoras fue la habilitación de estacionamientos pagados al interior del recinto. Se hizo para entregar comodidad y seguridad a los consumidores y también precios más accesibles que los del parking del sector (sólo $ 500 la primera hora e igual suma la media hora adicional).
A estos se sumarán en 2014 otros 500 aparcaderos en superficie. Se trata de un proyecto que este gremio construirá en un terreno de 2.000 m2, ubicado en Dávila Baeza con Salas. "Es una iniciativa hecha con recursos propios, en el espíritu de La Vega, sin lucro, con el único fin de que la gente compre con comodidad", comenta Guerrero.
LA ATENCION DEL CASERO
¿Qué buscan en La Vega estos nuevos clientes premium? Precios entre 30% y 50% más baratos, calidad y variedad de productos, y no sólo de la estación, pues cada vez hay más oferta de abarrotes, lácteos , carnicería e, incluso, ingredientes exóticos, como los peruanos. De hecho, el 35% de los 1.100 puestos que hay en este mercado son de ese país.
Pero hay más. Guerrero agrega que estos nuevos clientes escogen La Vega con sentido de patrimonio: "Acá se encuentran con el casero, en una interrelación humana que no se halla en otros lados".
Cerca está comprando Alicia Aravena, periodista, que vive en Huechuraba. "Hace dos años que vengo a La Vega. Compré unas frutillas preciosas, dos kilos en $ 1.200, y una malla de limones a $ 5.000, para los pisco sour del mes. Contrario a lo que se cree, comprar acá es seguro, hasta hay un cajero automático, algo muy práctico. Tiene su romanticismo venir a escoger las frutas o las aceitunas acá", remata.