"Bolivia no caerá en el juego de la amenazas y de la provocación", aseguraba Evo Morales en su discurso por el Día del Mar, celebrado el jueves pasado. A sólo días de que se produjera la detención de nueve bolivianos en la frontera y que su gobierno entregara la réplica en el caso de la demanda marítima ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, el mandatario volvía así a dirigir sus dardos hacia Chile. "La verdad siempre gana en la historia", advirtió.
En medio de este clima de tensión bilateral, a los expertos no les sorprende que el ministro de Defensa boliviano, Reymi Ferreira, replicara al canciller chileno, Heraldo Muñoz, que "vaya a pedir disculpas a su abuela", después de que este último dijera que Chile podía reconsiderar otorgarle un visado para que entre al país si antes se disculpaba formalmente por presuntamente ofender a la Presidenta Michelle Bachelet.
"Esa sanción es una más de la escalada de incremento del volumen en el desencuentro entre los dos países. Muchas autoridades vociferan contra Chile, les parece normal, pero ante una decisión como la referida a Ferreira hay una reacción oficial de victimización, entienden que así se gana apoyo internacional. Y esto sirve para exacerbar el chauvinismo insano", explica a La Tercera el analista paceño Carlos Toranzo.
Eso a nivel internacional, porque en el plano interno el nuevo roce diplomático entre Chile y Bolivia encuentra al Presidente Evo Morales enfrentado a un difícil escenario. La falta de confianza en el mandatario aparece como el tema más preocupante en este momento, según reveló un sondeo publicado el domingo por Página Siete, diario de línea crítica al gobierno. De acuerdo con la encuesta realizada por la empresa Mercados y Muestras, el 83% tiene "poca confianza" o "nada de confianza" en el Presidente. El periódico paceño enmarcó este descenso en las críticas que el Jefe de Estado recibió recientemente tanto en Bolivia como en el extranjero por la promulgación de la Ley de la Coca que establece el aumento de los cultivos de esa planta, lo que encendió las alarmas por el riesgo de que aumente la producción de droga.
A la par de la pérdida de confianza, también ha caído el respaldo a la gestión presidencial, según muestra el sondeo de Página Siete. En este punto el mandatario registra un descenso respecto de enero, cuando un 7% consideraba que su labor era "muy buena". En la encuesta de marzo, sólo un 5% evaluó con ese calificativo su gestión.
La popularidad de Evo Morales se ha resentido desde que el 21 de febrero de 2016 perdió un referendo para cambiar un artículo de la Constitución y poder volver a postularse a la Presidencia en 2019. A pesar de ese revés electoral, donde el "No" se impuso por 2,6 puntos porcentuales, el oficialismo anunció que buscaría una vía para que Evo pueda volver a ser candidato. "El referendo los desconcertó y les hizo perder la cabeza, porque fue inesperado, y mostró que ya no son lo que fueron. Pero la necesidad de no dejar el poder es tan compulsiva, que están inventando todas las vías posibles para esa habilitación", dice a La Tercera el politólogo Jorge Lazarte.
En diciembre, el congreso del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) definió cuatro vías para habilitar a Evo como candidato, que consideran la reforma parcial del artículo 168 de la Constitución mediante iniciativa ciudadana, con la recolección de firmas, o mediante ley del Legislativo por dos tercios de votos de los miembros presentes. También contemplan la habilitación por renuncia del Presidente, o bien la habilitación de Morales mediante interpretación de la Constitución.
Sin embargo, la apuesta de volver a postular a Morales choca con la opinión mayoritaria de los bolivianos. Así, al menos lo refleja el sondeo realizado por Mercados y Muestras, según el cual el 66% de los encuestados considera que el MAS no debe "anular o ignorar" el resultado del referendo. El analista Jorge Dulón considera que este resultado muestra que "la gente ya tomó conciencia respecto de la institucionalidad y de su voto".
En el caso de que Morales fuera finalmente habilitado para competir en los comicios de 2019, el escenario sigue siendo igual de complejo, ya que su apoyo va en picada. Hoy, solo un 26% de los bolivianos afirma que le daría su voto para que continúe en el sillón presidencial. En enero, su intención de voto alcanzaba un 31%. Aunque el ex Presidente Carlos Mesa ha dicho que no es ni será candidato, las encuestas lo colocan como el más seguro rival de Evo en una hipotética segunda vuelta. Según el sondeo de Página Siete, en ese escenario un 42% dijo que apoyaría a Mesa, mientras un 32% votaría por Evo Morales.