El 2016 fue el año más duro para Aurus. El 5 de octubre del año pasado, la administradora de fondos remeció al mercado al informar de un "presunto fraude" por casi US$ 25 millones ocurrido en los fondos Insignia y Global. Se apuntaba como autor al gerente de Inversiones y socio de la empresa Mauricio Peña, de quien se sospechaba había adulterado la valorización de operaciones con el objetivo de mostrar mejores resultados. El tiempo confirmaría la presunción.
Una auditoría independiente realizada por Deloitte estimó el daño patrimonial consolidado a ambos fondos defraudados en casi US$ 35 millones. El perjuicio a los aportantes, en tanto, se calculó en US$ 20 millones. Peña se declaró culpable de fraude financiero y, en un juicio abreviado, fue condenado por los delitos de estafa, apropiación indebida, falsificación y uso malicioso de instrumento privado falso y entrega de información falsa al mercado. A fines de abril, Aurus pagó los US$ 20 millones a los aportantes de los fondos, recursos que obtuvo de la venta por US$ 6,5 millones de su fondo estrella Renta Inmobiliaria, a LarrainVial y Grupo Patio, además del patrimonio personal de los socios de la administradora.
Tras culminar el pago a los aportantes, la firma dio por finalizado el capítulo más amargo de sus nueve años de historia. En esta entrevista, Antonio Cruz (AC), socio y presidente de Aurus, y Juan Carlos Délano (JCD), ex gerente general y socio de la gestora de inversiones, repasan cómo fueron estos complejos meses, en que perdieron a más de 500 clientes, pasaron de un equipo de 40 a 12 personas, de manejar activos por cerca de US$ 500 millones a gestionar US$ 120 millones e incluso pensaron hasta en cerrar la empresa.
Relatan cómo enfrentaron patrimonialmente la crisis y qué tuvieron que hacer para poder responder a los aportantes. Comentan también cuál es el nuevo plan de negocios de Aurus y adelantan qué se viene para esta nueva etapa que la empresa está comenzando a construir.
* Los casi ocho meses y el cierre
Antonio Cruz reconoce que hoy tiene un semblante diferente al que tenía hace casi ocho meses, cuando se descubrió la hebra de lo que con los días se configuraría como una estafa. "Después de haber salido de esto uno ya está aliviado, sí, me cambió la cara, pero hay muchas cicatrices que van por dentro", admite.
Relata que el momento más duro, por lejos, fue darse cuenta de que un socio y amigo los había estafado. En paralelo, recuerda, vino una avalancha de temas en distintos frentes que tuvieron que abordar: informar a la SVS, al mercado, armar equipos de apoyo, querellarse contra Mauricio Peña, al mismo tiempo que la SVS los seguía fiscalizando y tenían que mantener, dentro de lo posible, un flujo constante de información hacia el regulador.
Cuando recién estalló el caso usted dijo: "Lo que quiero es poder salir a la calle y mirar a todo el mundo a la cara, como lo he hecho siempre". ¿Le costó hacerlo, sintió el juicio de la gente, inversionistas, clientes o de sus pares?
AC: Siempre pude hacerlo, porque tenía la convicción de que estábamos haciendo las cosas bien. Juicios siempre va a haber, cada uno tiene su opinión, pero más que juicios, lo que siempre sentí cuando salí a la calle fue apoyo.
Lo grafica con una anécdota: "Estaba pagando en un supermercado y de repente se me acerca un muchacho, de la edad de mis hijos, y me dice: lo quiero felicitar por lo que han hecho en Aurus. Dieron la cara. Un ejemplo. Me dejó plop".
JCD: Trabajamos por dar una solución a nuestros aportantes dentro de los límites, normas y parámetros del mercado, y lo logramos; la totalidad de los aportantes nos apoyó, firmó un papelito diciendo que estaba satisfecho, porque nadie puede quedar contento de haber perdido plata o de haber ganado menos de lo que esperaba ganar, pero sí satisfecho de la solución. Y eso es valioso.
Lo que contribuyó a dar tranquilidad a los aportantes, menciona Délano, fue que Aurus administra también el patrimonio de los socios. "Así partió esta empresa y esa plata estuvo siempre, hasta hoy, y era nuestra herramienta comercial para decirles a los clientes: 'Mira, ahí están nuestras platas, por lo tanto, no vamos a hacer nada en perjuicio de ustedes, porque nos perjudicamos nosotros también. Vieron que no éramos simples administradores, sino que estaban expuestos nuestros propios ahorros".
Recibieron, además, el apoyo de sus pares del mercado. "La industria también nos apoyó, nos dio tiempo, sin ello no hubiéramos llegado a esta solución", dice Délano.
Más escéptico fue el regulador. "Tuvimos una reunión con el superintendente cuando partió esto, y cuando le dijimos que queríamos darles una solución a nuestros aportantes, yo creo que en un comienzo no nos creyó", cuenta Cruz.
En Aurus están conscientes de que su imagen pública cambió. "No sé si hay daño en imagen, sé que la imagen que tenemos ahora no es la misma que teníamos antes, pero no sé si es daño. Por otro lado, desde el punto de vista empresarial, somos como sandías caladas, ya todo el mundo sabe cómo nosotros reaccionamos ante los problemas y dificultades", asevera Cruz.
En este tiempo, ¿hubo diferencias entre los socios, algún quiebre?
AC: La solución salió unánime entre los socios. Fue casi espontáneo y es el resultado de haber tenido una sociedad, de haber armado un negocio, en torno a valores y principios muy sólidos, convicciones a las que uno no renuncia.
Pese a ello, nada fácil fue desprenderse del fondo Renta Inmobiliaria. Délano explica por qué. "Para nosotros fue terrible tener que venderlo, porque era nuestra joya de la corona. Ese fondo partió con plata de los socios que habían vendido empresas y querían generar una renta. Se fue desarrollando y llegó a tener casi US$ 500 millones en activos".
El pago a los aportantes, ¿qué implicó en términos patrimoniales para ustedes?
AC: Una de las gracias que tiene esta sociedad es que los socios somos totalmente distintos unos de otros. Tenemos diferencias de edad, vamos desde los 35 a los 70, tenemos diferencias de situación familiar, diferencias religiosas, diferencias patrimoniales. A todos nos afectó de manera distinta.
JCD: Incluso hubo bastante solidaridad, porque los socios que tenían patrimonios más importantes apoyaron a otros que tenían menos, por lo tanto, la proporción fue mayor en algunos casos para poder llegar a una solución equitativa.
Sin entrar en detalles, señalan que para enfrentar el pago a los aportantes tuvieron que vender activos, propiedades y recurrir a deuda para liquidar activos en forma ordenada.
Tras el cierre de los fondos Global e Insignia y la venta del negocio inmobiliario, Aurus sufrió la inevitable pérdida de clientes.
"Teníamos tres fondos -Insignia, Global e Inmobiliario- y otros chicos que estábamos partiendo, y ya no los tenemos. En esos tres fondos había más de 500 clientes, 430 sólo entre Global e Insignia, y en el Inmobiliario es difícil determinar, porque había muchas corredoras y detrás de ellas clientes. Pero no es un problema, porque los clientes están ahí y probablemente si hacemos algo nuevo podemos ir a visitarlos; la gracia es que mantenemos una muy buena relación con ellos", acota Cruz.
¿Pensaron en algún momento cerrar la empresa, estuvo entre las opciones?
AC: Sí, obviamente. Nosotros pudimos habernos declarado en quiebra, no haberle pagado a nadie, haber dicho: 'Peña nos estafó, somos perjudicados', pero eso no nos habría permitido salir a la calle mirando a todo el mundo a la cara.
¿Qué lecciones y aprendizajes les dejó el caso?
AC: Una de las principales lecciones es que tienes que construir empresa, familia o lo que sea, en base a valores, convicciones y nunca renunciar a ellas.
¿Pecaron de exceso de confianza?
AC: El pecado original existe y ha existido siempre, y contra la estafa y el robo que hace un socio en el cual confiaste no hay control que valga. No estamos preparados y no nos podemos organizar desconfiando de nuestros socios. No es como funcionan las empresas. Y esto pasó, pasa y va a seguir pasando. Pasa en las familias y con los amigos, la traición y el engaño es parte del pecado original, existe en la humanidad y va a existir siempre. Uno no puede montar la familia, la amistad o los negocios desconfiando.
O sea, no pueden garantizar que lo ocurrido no se vuelva a repetir.
AC: La probabilidad que nos ocurra de nuevo a nosotros es menor.
JCD: Aquí no puedes ir contra la naturaleza humana. Pasó hace un tiempo en Alemania, cuando un piloto tiró el avión contra el cerro, y esa empresa puede haber cumplido con todos los protocolos, pero igual el tipo tuvo un problema, se volvió loco y estrelló el avión con 200 pasajeros. Entonces, es muy improbable que uno pueda montar una unidad de negocio de cualquier especie si hay una mala fe.
* La nueva aurus: de 40 a 12
En estos casi ocho meses Aurus cambió. Délano detalla cómo fue, en parte, ese proceso.
"Llegamos a ser 40 personas y hoy somos 12. La estructura del recurso humano estuvo más o menos estable hasta marzo pasado, donde se tomó la dolorosa decisión de vender la administración del fondo de renta inmobiliaria, entonces se fueron como 15 personas. Ahí se produjo un vacío en la oficina, era gente a la que habíamos contratado nosotros una a una, que la habíamos ido desarrollando en estos nueve años. Fue un momento crítico y después, cuando ya estábamos encaminados en la solución, en abril, les tuvimos que pedir a otras personas que se fueran, porque la estructura del negocio se redujo sólo a capital de riesgo y ahí tenemos la administración interna. Aunque hubo personas que tuvimos que mantener hasta el final, porque la SVS nos seguía requiriendo información. Pero ya no vienen más salidas".
En octubre pasado usted dijo que fallaron los controles. ¿En este tiempo cómo los reforzaron?
AC: Dimos la cara públicamente a pocas horas de haber detectado el fraude, cuando no sabíamos bien todavía qué había pasado, ni los alcances de la estafa. Ahora que tenemos total claridad sobre qué pasó, cómo y quién fue el responsable, podemos decir que el diseño de los procesos internos de Aurus cumplen con todos los requerimientos legales, además de las prácticas estándares de nuestra industria. En general, en las empresas y en la vida es imposible evitar un fraude cuando el que lo hace es un socio, en quien confías y eres amigo, pero tiene la determinación y la intención de estafarte y robarte.
* Activos por US$ 120 millones
Antonio Cruz cita a Woody Allen para resumir el foco actual de Aurus: "Me interesa el futuro, porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida".
El ejecutivo, ahora, emplea sus propias palabras para proyectar la empresa. "En Aurus seguimos vivos. Lo importante es el futuro y lo que hicimos fue reestructurar la organización para enfrentar el futuro. Ahí tenemos tres fondos de capital de riesgo extraordinarios".
El capital de riesgo, enfatiza, representa un aporte a la productividad, innovación y emprendimiento del país. "Somos líderes en esa industria. Hoy manejamos en torno a los US$ 120 millones en activos entre los tres fondos y debemos ser los más grandes de Chile", destaca.
Explica que esos fondos -de tecnología, minería y biología- cuentan con financiamiento Corfo, y si bien tienen una estructura básicamente en Chile o en empresas chilenas, su mirada es global.
"Al final, toda la innovación y el capital de riesgo debe ser una industria global, porque lo que pretendes es generar patentes nuevas y conocimiento, generar procesos nuevos. Si pretendes aplicar todo eso en Chile, la verdad es que es un mercado muy chico, hay que pensar globalmente", subraya.
Lo que aún no han hecho es planificar en detalle cuál será la hoja de ruta que seguirán para crecer más allá de lo que hoy gestionan.
"Nuestra preocupación hoy es enfocarnos en lo que tenemos, donde somos grandes y buenos, y que nos da una base para desarrollar cosas nuevas. ¿Cuáles serán esas cosas nuevas? Todavía no lo tenemos claro", apunta Cruz.
¿Pero Aurus puede volver a ser lo que fue?
AC: Este es un negocio de confianza en las personas, y dadas las cartas y miles de apoyos que hemos recibido, aportantes que nos dicen 'oye, ojalá podamos encontrar algo nuevo que hacer en el futuro', a pesar de que ese aportante perdió mucha plata con nosotros, refleja que siguen confiando. ¿Qué pasará en el futuro? No sé, pero nosotros mantenemos las convicciones y los valores y, sobre todo, mantenemos la pasión.
Mientras se toman un tiempo para pensar los siguientes pasos, a Aurus aún le restan frentes por despejar. Uno de ellos es la relación con Compass. Esa firma era la empresa contratada para hacer el back office de los fondos Global e Insignia, y el contrato los obligaba a verificar la valorización de activos, según Aurus. Compass, por el contrario, se defendió diciendo que fue un problema interno de Aurus y que si lo consideraba pertinente la firma podía acudir a un arbitraje.
Sin profundizar en ese tema, Cruz responde. "Lo único que puedo decir es que, como dijo Jaime de la Barra (socio de Compass), hay mecanismos para solucionar las diferencias. Están los mecanismos, están las diferencias y confío en que las resolveremos. Y es todo lo que voy a decir".
Tampoco está zanjada una posible multa por parte de la SVS.
A su turno, Délano afirma. "La SVS tiene un rol fiscalizador que cumplir, fuimos monitoreados con mucho celo por ellos durante todo el proceso y procuramos colaborar en todo lo que fuimos requeridos, en la medida de nuestras posibilidades. Sin embargo, no se puede desconocer que fuimos nosotros los que detectamos el fraude, le informamos inmediatamente a la autoridad y enfrentamos el problema de manera diligente y transparente, entregando una solución de mercado a nuestros aportantes en solo seis meses. Esto hace una gran diferencia respecto de entidades no supervigiladas".
En marzo último, Mauricio Peña fue condenado a cinco años de libertad vigilada y al pago de una multa de 21 Unidades Tributarias Mensuales, equivalente a $ 973.728. Para Aurus esa sentencia tuvo un significado especial. "Decidimos recurrir a lo penal para demostrar que Mauricio había cometido fraude, que había estafado, robado. Y estuvo un tiempo en la cárcel por eso. Para nosotros lo importante es que haya habido una investigación muy bien hecha y acuciosa por parte de la fiscalía, un juicio, una sentencia, un culpable: Mauricio Peña nos robó y nos estafó, eso fue lo que pasó. La pena da lo mismo, no era el objetivo", comenta Délano.
Cruz complementa. "Lo importante es que nuestro objetivo al querellarnos contra Mauricio Peña fue tratar de que se conociera toda la verdad, qué fue lo que pasó efectivamente, por lo tanto, ese objetivo está logrado", concluye.