-En la encíclica el Papa recuerda los dichos de Pablo VI sobre la ecología en 1971 y también lo planteado por Benedicto XVI, sin embargo esta es la primera encíclica dedicada al tema ambiental. ¿Qué efecto cree que puede tener este texto en el debate sobre el cambio climático?
Es un verdadero cambio en el escenario. Como han planteado muchas personas, lo que se necesitaba para enfrentar el cambio climático no era más información si no la voluntad de actuar. Hasta ahora, este ha sido visto como un asunto técnico, no moral. Laudato Si´ cambia esto, hace de la ecología no sólo una opción para los católicos, sino una obligación. La gente se equivoca al ver esto como una contribución al debate. Es un fuerte llamado a la acción. Una vez que las personas religiosas –que representan la mayoría de la población mundial- entiendan que este es un asunto moral, prevenir el calentamiento global será una posibilidad real.
-Las encíclicas fijan doctrina, ¿qué significa entonces lo planteado en Laudato Si para los católicos?
Laudato Si deja claro que se agrega a las enseñanzas sociales para los católicos, que en el mundo moderno comienza con la encíclica Rerum Novarum de León XIII. Proviene de esa tradición y la expande. Es doctrina de la Iglesia pura y simple. Cuando la lees, eso se vuelve obvio. Sus fuentes son la Biblia, la tradición monástica de San Benito y San Francisco. Es una enseñanza católica convencional. Nuestros pecados surgen de nuestra separación de Dios, de nuestras divisiones entre nosotros y con el mundo creado. La crisis ecológica es un síntoma de una enfermedad más profunda. Debemos ver con ojos nuevos para ser convertidos, para recuperar nuestra sensación de interconexión perdida.
-¿Qué puntos destacaría de lo planteado por el Papa en su encíclica?
En el corazón de la encíclica está el concepto de ecología integral, que es una ecología que refleja esta conciencia recuperada de nuestras interconexiones y que está abierta a lo trascendente. La ecología integral contrasta con una mentalidad tecnocrática que busca dominar o manipular el regalo que es la creación. De una forma hermosa, Francisco une nuestro despilfarro y nuestro consumismo con cosas como la ideología de género y el aborto que reflejan esa mentalidad "tecnocrática" que desplaza a Dios como autor de nuestro mundo.
-El Papa vuelve a insistir en la encíclica en sus críticas al actual sistema económico ya planteadas en su exhortación apostólica. ¿Cree que esto volverá a reavivar los cuestionamientos de algunos sectores en Estados Unidos? Y ¿qué efecto puede tener en su próxima visita a ese país?
La encíclica es absolutamente directa y frontal en su desafío a aquellos que rechazan la evidencia de la devastación ecológica por su incapacidad de concebir otro tipo de sociedad y economía. A muchos no les gustará Laudato Si y muchos la rechazarán. Pero ¿qué es lo nuevo? La mitad de los hombres de negocios católicos de Europa pensaron que León XIII estaba loco al hablar de salario justo y sindicatos en 1891 y la encíclica de Pablo VI sobre los anticonceptivos causó una salida masiva de la Iglesia en 1968. Algunas verdades son duras de oír.
-Esta encíclica no sólo era muy esperada si no que algunos han querido compararla con otras que marcaron la historia de la Iglesia en temas sociales como la Rerum Novarum. ¿Usted cree que esta encíclica puede convertirse en un hito en la historia de la Iglesia?
Estoy convencido que Laudato Si es el más significativo mensaje social de la Iglesia Católica desde que apareciera la Rerum Novarum en 1891. Da cuenta de una verdadera "tercera vía": un rechazo al individualismo capitalista sin caer en la utopía anti humana del movimiento verde. Francisco no sólo hizo que sea seguro ser católico y verde, sino que lo hizo obligatorio. Laudato Si tiene el potencial de realinear la política y remodelar la Iglesia.
-El Papa es claro en atribuir el cambio climático al rol del ser humano. Algunos cuestionan que el Papa aborde un tema científico. ¿Qué opina de esas críticas?
Están fuera de lugar. La encíclica escucha cuidadosamente las evidencias científicas, como debe, pero no se involucra en el debate. Reconoce el amplio consenso del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC) y encuentra que coincide con la experiencia de vida de los pobres a lo largo del mundo. No es un documento científico sino religioso.