Australia conmemoró la muerte de 88 de sus ciudadanos en los atentados ocurridos hace diez años en la isla indonesia de Bali con diversas ceremonias en distintas ciudades del país oceánico.
La primera ministra, Julia Gillard, viajó la víspera a Indonesia para los actos centrales, con fuertes medidas de seguridad debido a la alerta por posibles ataques, según la agencia AAP.
Uno de los principales actos conmemorativos se realizó en el Parlamento de Camberra, la capital australiana, a donde acudieron varios supervivientes del atentado, políticos, diplomáticos, líderes religiosos y exgobernadores generales del país.
El primer ministro en funciones, Chris Evans, dijo que los australianos siempre recuerdan el atentado de Bali como los estadounidenses recuerdan los ataques del 11 de septiembre.
"Fue un día terrible en el que Indonesia y Australia compartieron el dolor", aunque también motivó el compromiso "de derrotar el terrorismo, buscar que los autores sean llevados ante la justicia y defender la democracia y la tolerancia".
Por su parte, la gobernadora general de Australia, Quentin Bryce, expresó sus condolencias a aquellos que perdieron a sus seres queridos y agradeció a las personas por la ayuda brindada tras el atentado.
En otro punto de Australia, Nick Deegan, quien perdió a su hermano a causa del atentado de Bali, dijo en una ceremonia conmemorativa celebrada en la ciudad de Adelaida que siente como si esta tragedia "hubiera ocurrido solamente ayer".
En la ciudad de Sídney, el ministro australiano de Exteriores, Bob Carr, no descartó la posibilidad de que se repita un ataque terrorista similar.
En declaraciones a periodistas, Carr expresó que aún existen grupos extremistas en el mundo y por ello se necesita aunar esfuerzos para hacer frente a las causas del terrorismo, no solamente a sus manifestaciones.
Carr, quien hace diez años estaba al mando del gobierno del estado de Nueva Gales del Sur, dijo que el ataque de Bali dejó una profunda huella en los australianos.
Por su lado, Gillard se encuentra en Bali para los actos conmemorativos junto al exprimer ministro John Howard, quien estaba al mando del Ejecutivo australiano cuando ocurrió el atentado, y el líder de la oposición, Tonny Abbott, entre otros políticos australianos y dignatarios extranjeros.
En el atentado de Bali murieron 202 personas de 21 países, en su mayoría turistas, a causa de las bombas que estallaron en el bar Paddys y la discoteca Sari Club cerca de la medianoche del 12 de octubre de 2002.
Los principales responsables del atentado, los indonesios Ali Amrozi, Imam Samudra y Ali Gufron, todos miembros de la organización Yemma Islamiya, fueron arrestados, condenados a muerte y ejecutados el 8 de noviembre de 2008.
Umar Patek, artificiero de Yemaa Islamiya y el último cómplice importante de los atentados, fue sentenciado el pasado mes de junio a 20 años de cárcel.