El canciller federal de Austria, el socialdemócrata Werner Faymann, estimó hoy que hay "buenas posibilidades" de que Grecia obtenga una ampliación de los plazos para cumplir con sus compromisos con los acreedores internacionales.
"Yo veo buenas posibilidades de que los griegos cumplan con sus compromisos con la Unión Europea, pero que a cambio obtengan más tiempo para pagar sus deudas", dijo Faymann en declaraciones al diario austríaco "Österreich".
El medio publica en su edición digital un extracto de la entrevista que anuncia para la edición de mañana, y destaca que Faymann se ha convertido así en el primer jefe de gobierno de un país de la Unión Europea que se manifiesta claramente a favor de darle más tiempo a Grecia para devolver la ayuda financiera.
El primer ministro griego, Antonis Samaras, había expresado su deseo, en vísperas de sus reuniones con los mandatarios de Alemania y Francia ayer y hoy, de que se alarguen los plazos para que Atenas cumpla con sus compromisos de ahorro.
Para Faymann, la posibilidad de que Atenas obtenga más tiempo para devolver los préstamos estaría estrictamente condicionada al cumplimiento de todos los acuerdos de ahorro y reformas alcanzados con la Unión Europea.
"Lo más importante es que los griegos cumplan los objetivos de ahorro y reformas acordados con la UE. Si eso está garantizado, yo favorezco un aplazamiento de la devolución del dinero. Podría ser una ampliación de los plazos de dos a tres años, eso lo deberán decidir los expertos", subrayó el primer ministro austríaco.
"La crisis y el desempleo en Grecia son tan grandes que los griegos no pueden devolver el dinero de sus créditos sin una prórroga", opinó.
También subrayó su ya conocido rechazo a una eventual expulsión de Grecia de la zona del euro, al alertar: "Quien diga que echar a los griegos del euro sería más barato que una prórroga de los plazos de pago, miente".
En este contexto, resaltó el riesgo de que el abandono de la zona del euro por un país pueda ser el inicio del fin de la moneda única, algo que tendría en su opinión consecuencias catastróficas para un país como Austria.
"Si desaparece el euro, caen nuestras exportaciones, y con ello se dispara el desempleo, bajan los salarios. Quien quiera esto, corta la rama en la que estamos sentados con tanto éxito", añadió.