Luego de que ayer el austriaco Felix Baumgartner saltara 39 kilómetros, convirtiéndose en el primer hombre en romper la barrera del sonido, vienen las primeras reflexiones y el disfrute de su logro.
"Cuando estás parado en la cima del mundo, te conviertes en tan humilde. No piensas en romper ya los records, no piensas en obtener datos científicos. Lo único que deseas es regresar con vida", expresó.
El paracaidista señaló que "no tengo idea de si rompí la barrera del sonido y cuándo. En un momento pensé que perdía la conciencia. Me liberé de 20 toneladas de carga de mis espaldas", recordó.
Baumgartner salió a la cápsula que lo había transportado hasta los 39 kilómetros de altura. Desde allí, se arrojó con un traje presurizado y, después de 48 segundos de caída libre superó la velocidad del sonido al alcanzar más de 1.110 kilómetros por hora. Luego, la densidad del aire fue frenando su trayectoria, abrió el paracaídas y llegó sano y salvo a la tierra. La secuencia duró cuatro minutos y 19 segundos.
"Fue más difícil de lo que esperaba. A veces tienes que ir realmente alto para saber cuán pequeño que eres", manifestó.