Un día después de la masacre en una la mezquita Rawad en el norte de la península del Sinaí en Egipto se reveló que los hombres armados que la atacaron portaban una bandera de Estado Islámico (EI). Mientras que la agencia estatal de noticia elevó la cifra de muertos a 305 personas, entre ellas 27 niños. Además, 128 quedaron heridas.
"Eran un número de entre 25 y 30 (atacantes), llevaban la bandera del Estado Islámico y tomaron posiciones frente a la puerta de la mezquita y sus 12 ventanas con rifles automáticos", dijo el fiscal en un comunicado.
Los hombres armados, algunos de ellos con máscaras y uniformes de estilo militar, rodearon la mezquita bloqueando las ventanas y un acceso, y abrieron fuego con rifles automáticos, según el comunicado de la fiscalía, en base a su investigación y a entrevistas con sobrevivientes heridos. También algunos testigos dijeron que habían lanzado una bomba y que se presumía que era un suicida.
Ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad del peor ataque en la historia de Egipto, pero las fuerzas de seguridad están luchando contra una obstinada rama de Estado Islámico en la región, que aún resiste después de que el grupo extremista sufrió derrotas a manos de las fuerzas respaldadas por Estados Unidos en Irak y Siria.
Horas después de la promesa del Presidente egipcio Abdel Fatah al Sisi de "vengar a los mártires", el Ejército llevó a cabo bombardeos aéreos en la zona del ataque, en la región oriental del Sinaí, donde las fuerzas de seguridad combaten a la rama egipcia del EI.
"Las fuerzas aéreas han eliminado en las últimas horas una serie de puestos fronterizos utilizados por elementos terroristas", dijo el Ejército.
Según la agencia France Presse, ayer muy temprano en la mañana, miles de habitantes de Mit Habib, pueblo vecino del lugar del ataque, asistieron a los funerales del director de la escuela de Bir al Abd, Al Said Abu Eitta, y de su hijo Ahmed, ambos muertos en la mezquita. Portando los cadáveres sobre sus hombros, gritaban, con lágrimas en los ojos: "Sólo hay un Dios, Alá, el mártir es el amado de Dios". Otros funerales se celebraron en toda la región.
La mezquita al Rawda es frecuentada por adeptos del sufismo, una corriente mística del islam despreciada por el EI, que considera a los sufíes politeístas y herejes, el mayor pecado del islam.
Para los analistas, atacar una mezquita supondría un cambio de táctica de los yihadistas en Sinaí, que anteriormente habían atacado a tropas y policías y, más recientemente, trataron de extender la insurgencia atentando contra iglesias y peregrinos cristianos.
En ese sentido, el experto de la Universidad de Warwick HA Hellyer dijo a la cadena BBC, que lo particular de este ataque es la falta de interés en la dinámica local. Esto porque hasta ahora los grupos radicales habían tratado de hacer los reclutamientos entre los mismos egipcios. "Es muy difícil ver cómo esto puede ser posible en el ataque del viernes, porque ahora sólo se intensificará la oposición a cualquier grupo que tenga las mínima simpatía con atentados de esta naturaleza", añadió.
El diario emiratí The National señaló ayer que no estaba claro si la mezquita fue atacada por razones sectarias o de seguridad. Y cita como ejemplo que la rama del Estado Islámico en Sinaí advirtió la semana pasada a las personas que no practicaran rituales sufistas. El año pasado, dos jeques fueron secuestrados y posteriormente asesinados por miembros del grupo. "(Al referirse a la mezquita Radwa como una) mezquita sufista da la impresión que sólo los fieles sufistas estaban ahí. Los terroristas quieren definir un tipo de mezquita para las personas. La mayoría de los sufistas son sunitas y la mayoría de los sunitas están influidos por el sufismo", dijo al portal Amro Ali, profesor de sociología en la American University en El Cairo.
El gobierno, por su parte, señala que el ataque no fue sectario. "El blanco real no es le régimen político o un particular sector de la sociedad. Son los egipcios, su seguridad, estabilidad y unidad", dijo al diario Diaa Rashwan, presidente del servicio de información estatal.