Los tres kamikazes del ataque al aeropuerto de Estambul habían previsto tomar como rehenes a decenas de viajeros dentro del terminal de Ataturk antes de hacer estallar sus cargas explosivas, informó el viernes un diario turco.
Al menos 44 personas perdieron la vida y más de 260 resultaron heridas el martes en un triple atentado suicida, el más sangriento de una serie de ataques en Estambul desde principios de año.
Según el diario Sabah, cercano al gobierno, el balance de la matanza pudo haber sido más elevado si los atacantes no hubieran sido interceptados en la entrada del terminal por un oficial de policía.
"Los abrigos que llevaban para ocultar sus cargas explosivas, pese al calor, llamaron la atención de civiles y de un oficial de policía", indicó el diario.
Varios medios turcos publicaron imágenes de las cámaras de vigilancia del aeropuerto, mostrando a tres hombres que llevaban chaquetas de color oscuro y, dos de ellos, gorras de béisbol.
Tras la detención el jueves de 13 personas en Estambul --nueve de ellas extranjeras-- y de otros nueve en la provincia occidental de Esmirna, los detalles se precisan sobre los kamikazes, un ruso, un uzbeko y un kirguís, según las autoridades turcas.
Estas autoridades apuntan al grupo Estado Islámico (EI) como autores del atentado, aunque la organización yihadista no reivindicó el ataque.
Según el diario Hürriyet, los tres asaltantes alquilaron un apartamento en el barrio de Fatih, densamente poblado por sirios, palestinos, libaneses y jordanos, pagando un adelanto de 24.000 libras turcas (7.500 euros) por un año.
Una vecina, que nunca los vio, relató al diario que se quejó a las autoridades de los olores químicos que salían del apartamento después de medianoche. "Fui a ver al Mujtar (responsable del barrio) que me envió a la municipalidad".
"La policía vino a verme tras los ataques. He vivido encima de bombas", dijo la mujer.