El atentado del 19 de febrero en Bogotá puso en aprietos el proceso de paz entre el ELN y el gobierno de Juan Manuel Santos, que busca acabar un conflicto armado de medio siglo tras un histórico acuerdo con las Farc.

El Ejército de Liberación Nacional (ELN) se adjudicó la medianoche del domingo el atentado contra una patrulla policial cerca de la plaza de toros de Bogotá, generando el rechazo del gobierno, que enfatizó que hechos así alejan la posibilidad del alto al fuego que ambas partes se habían comprometido a buscar días atrás.

"Si el ELN cree que con actos terroristas como el de La Macarena -cuya autoría ahora reconoce con cinismo- va a presionar un cese al fuego está muy equivocado. El cese al fuego se alcanzará cuando el ELN comprenda que a él se llega desescalando, no escalando el conflicto", escribió el jefe negociador del gobierno, Juan Camilo Restrepo Restrepo, en Twitter.

Sin embargo, tras su reivindicación, la última guerrilla activa en Colombia, alzada en armas desde 1964, aseguró que las negociaciones con el gobierno se habían reanudado este lunes en un clima de "buen ambiente entre las partes".

A consecuencia del atentado murió un policía y otras 26 personas resultaron heridas.

Horas antes de atribuirse el atentado en Bogotá, el ELN también se había declarado autor de un ataque con explosivos contra una patrulla militar ocurrido el 14 de febrero en una vía del este de Colombia, que dejó al menos dos soldados heridos.

La guerrilla, a través de la cuenta ELN-Paz, argumentó que Santos había impuesto el "diálogo en medio del conflicto" y que "desde un inicio el ELN ha propuesto el cese bilateral". "No es coherente por parte del gobierno sentarse a la mesa a hablar de paz mientras dilata el cese bilateral y somete al padecimiento de la guerra a la población y a las partes que se enfrentan", dijo el ELN.