El regulador ambiental de Brasil dio su aprobación definitiva el miércoles para la construcción de la represa hidroeléctrica Belo Monte, un controversial proyecto de US$17.000 millones en la región del Amazonas que generó criticas entre los ecologistas.

El regulador Ibama concedió licencias al consorcio encargado de Belo Monte para construir el enorme embalse en el río Xingu, un afluente del Amazonas.

El gobierno ha referido que el proyecto de 11.200 megavatios, que empezaría a generar electricidad en el 2015, es crucial para proveer energía a la economía de rápido crecimiento de Brasil.

Se trata de la tercera mayor represa hidroeléctrica del mundo después de Three Gorges, en China, e Itaipu, en la frontera entre Brasil y Paraguay.

En enero, Ibama concedió una licencia preliminar que permitía determinar el lugar de construcción del embalse.

Desde entonces el proyecto se ha suspendido y retomado en varias ocasiones por órdenes judiciales concedidas a ecologistas y pobladores nativos que se oponen a la construcción del dique.

Norte Energia, el consorcio que ganó la licitación para construir y operar Belo Monte, está formado por el holding estatal Eletrobras , el segundo mayor fondo de pensiones de Brasil, Petros, y constructoras locales.

Originalmente concebido hace 30 años, el progreso de Belo Monte ha sido lento en los últimos años, debido a protestas que incluyen un incidente en el 2009 con indígenas, que armados de garrotes y machetes atacaron a un funcionario estatal de energía.

Los críticos sostienen que el embalse afectará al medio ambiente y a miles de personas que habitan la región.

La represa de 6 kilómetros de extensión desplazará a 30.000 moradores de la zona, reducirá el volumen de agua del río Xingu en una extensión de 100 kilómetros e inundará grandes áreas de bosques y tierras.