Los cinco chechenos detenidos en Béziers y Montpellier (sur de Francia) y a los que se decomisaron armas no tienen vinculación con movimientos yihadistas y no hay indicios de que prepararan un atentado, dijeron hoy las autoridades francesas.
El fiscal de Béziers, Yvon Calvet, afirmó en conferencia de prensa que esta investigación está "fuera de todo contexto religioso radical", para despejar las dudas surgidas en un momento en que Francia sigue conmocionada por los recientes atentados yihadistas.
De hecho, Calvet precisó que la Fiscalía de París, la única con competencia en los procedimientos por terrorismo, no se ha hecho cargo de este caso, que se sigue en el Tribunal de Béziers.
Subrayó que algunos de los detenidos anoche tienen antecedentes, pero no por terrorismo, sino por vínculos con la delincuencia organizada.
Lo que se intenta, insistió, es determinar por qué tenían explosivos y "cuál es la relación" entre los cinco hombres, todos de nacionalidad rusa.
En la misma rueda de prensa, un responsable policial puntualizó que se les había aprehendido "material explosivo extremadamente peligroso", aunque por ahora no hay indicios de que tuvieran entre manos "un proyecto de atentado".
Algunos de los arrestados, precisó, tenían antecedentes por hechos similares en 2008.
El representante de la Fiscalía y el de las fuerzas del orden manifestaron cierto malestar por el hecho de que se hubieran divulgado rápidamente informaciones sobre el caso, algunas de las cuales generaron preocupación.
El diario Le Midi Libre reveló que los arrestos se produjeron en Béziers y en Saint-Jean-de-Védas, en la periferia de Montpellier.
Los explosivos, según este rotativo, se encontraban cerca del estadio de Sauclières, en Béziers.
Por otro lado, el periódico Le Progrès informó hoy de que dos presuntos miembros de una célula de reclutamiento de yihadistas que se enviaban a Siria, que fueron detenidos en septiembre pasado, estaban preparando un atentado en Lyon (este del país).
Se trata de los hermanos Karim y Reda Bekhaled, de Vaulx-en-Velin, en las proximidades de Lyon, en cuyos domicilios los agentes encontraron armas y diverso material que, junto a las escuchas que se les hicieron, llevaron a sospechar de que habían urdido un atentado.