Aviones de guerra ucranianos bombardearon a los separatistas a lo largo de un amplio frente el sábado, infringiendo fuertes pérdidas, dijo Kiev, después de que el presidente Petro Poroshenko dijera que "decenas y cientos" tendrían que pagar por un ataque mortal con misiles contra las fuerzas ucranianas.
En los intercambios que marcan una brusca escalada en el conflicto de tres meses, los aviones atacaron el "epicentro" de la batalla contra los rebeles cerca de la frontera con Rusia, dijo un portavoz militar.
Los aviones atacaron posiciones desde donde los separatistas, que usaban misiles Grad, bombardearon una brigada motorizada el viernes, matando a 23 soldados.
Los aviones de guerra también atacaron blancos cerca de Donetsk, la principal ciudad del este, destruyendo una poderosa base de combatientes cerca de Dzerzhinsk, dijo Andriy Lysenko, portavoz de la "operación anti terrorista".
"Según evaluaciones preliminares, los pilotos ucranianos (...) mataron a cerca de 500 combatientes (rebeldes) y dañaron dos transportadores blindados", dijo Lysenko a medios.
"Los militares ucranianos prosiguen su labor para cercar a los guerrilleros en la zona de Donetsk y terminan la construcción de nuevos puestos fortificados", escribió hoy en Facebook Vladislav Selezniov, portavoz de la agrupación que lleva a cabo las operaciones contra las milicias prorrusas en el este de Ucrania.
Selezniov informó, además, de que los efectivos de la Guardia Nacional se hicieron con el control de varias localidades en las inmediaciones de Lugansk.
Según el mando militar ucraniano, en las últimas horas al menos siete soldados murieron y otros 33 resultaron heridos en ataques de las milicias prorrusas, que dispararon morteros contra varios puestos fortificados de las tropas gubernamentales en las regiones de Lugansk y Donetsk.
Por su parte, el jefe de las milicias separatistas prorrusas, Ígor Strelkov, afirmó que al menos treinta civiles murieron hoy a causa del fuego de la artillería ucraniana contra Marinka, un suburbio de Donetsk, ciudad de casi un millón de habitantes.
"Tenemos conocimiento de treinta muertos, pero aún no se han removido todos los escombros. De modo que pueden ser más. Los puestos de las milicias no sufrieron daños ni hay bajas entre los milicianos", dijo Strelkov, citado por la agencia rusa Interfax.
Más temprano, el servicio de guardia fronteriza dijo que los aviones de combate estaban luchando por atacar a los separatistas prorrusos después de que reanudaran los ataques con misiles contra las fuerzas del Gobierno desplegadas cerca de la frontera con Rusia, al sureste de la ciudad de Lugansk.
En la acción militar, que empezó la tarde del viernes y que siguió el sábado, cinco soldados ucranianos murieron, dijo Lysenko.
La escalada de la violencia en la frontera de Ucrania con Rusia, al sureste de Lugansk -controlada por los separatistas- provocó nuevas acusaciones de Ucrania contra el involucramiento de Rusia en los enfrentamientos fronterizos.
El ministro de Relaciones Exteriores ucraniano exigió a Rusia que deje de apoyar a los grupos armados en su región este y que termine con las "provocaciones" en la frontera.
"El lado ruso, cínicamente pasa por alto el hecho de que los soldados y los civiles ucranianos están muriendo a manos de los terroristas que (Rusia) está apoyando", dijo el ministro.
La "operación anti terrorista" dijo además que los rebeldes también había realizado bombardeos con morteros y misiles contra puntos de control del ejército en Dyakove y Nyzhnoderevechka, cerca de Lugansk.
La creciente violencia traerá un nuevo sentimiento de urgencia a los intentos diplomáticos de terminar con la peor crisis entre Rusia y Occidente desde la Guerra Fría.
La crisis en Ucrania comenzó cuando protestas en las calles precipitaron la destitución del presidente respaldado por Moscú Viktor Yanukovich a finales de febrero por rechazar un acuerdo político y comercial histórico con la Unión Europea, en favor de vínculos más estrechos con Rusia.
Moscú se anexionó después la región ucraniana de Crimea, se desataron revueltas separatistas contra las nuevas autoridades en Kiev, los rebeldes declararon "repúblicas populares" y dijeron que querían unirse a Rusia.