La Copa Confederaciones nunca fue una prioridad para Joachim Löw. Públicamente ha manifestado su molestia con la excesiva cantidad de partidos que tienen los futbolistas en el último tiempo, que altera su descanso. Ante ello, confeccionó una convocatoria alternativa para ir a Rusia. El famoso equipo B.
Con excepciones que sí están más involucrados en el plantel principal (como Julian Draxler, Ter Stegen, Emre Can y Jonas Hector, por citar a los principales), el estratega llevó a un plantel mayoritariamente joven y de proyección, entregando descanso a sus figuras -mira el Mundial 2018 como su objetivo número 1- y rodaje a futbolistas que tuvieron un aceptable rendimiento en la última Bundesliga. Así y todo, se instaló en la final, para chocar con la Roja este domingo.
No deja de llamar la atención que los campeones del mundo alcancen por primera vez la final de la Confederaciones, la antesala de la Copa del Mundo, sin sus piezas estelares. A saber: Manuel Neuer, Jerome Boateng, Mats Hummels, Benedikt Höwedes, Sami Khedira, Toni Kroos, Mesut Özil y Thomas Müller. Pero la buena noticia para los germanos es que el recambio es evidente, una realidad.
Una de las principales virtudes que se denotan del combinado alemán es la nutrida cantidad de variantes tácticas que le ofrece su plantel, por muy B que sea.
Alemania puede adecuarse a jugar con tres, cuatro o cinco atrás, según las circunstancias y el rival. Sus zagueros, Rüdiger, Ginter, Mustafi y Süle, van rotando y no se nota. Joshua Kimmich, del Bayern Múnich, es la principal carta que asoma para ser el relevo de Philipp Lahm en el lateral derecho. De su selección, es quien da más pases, 180, con 147 correctos y 33 errados. De mitad hacia arriba, el delantero Timo Werner le ganó el puesto a Sandro Wagner, quien comenzó la competencia como titular. El ariete del Leipzig respondió con goles, ya que lleva tres tantos, los mismos que el volante Leon Goretzka, la figura de ayer.
De los 21 jugadores que tiene Löw (los lesionados Leroy Sané y Diego Demme no fueron sustituidos en la nómina), el único que aún no suma minutos es el golero Kevin Trapp, del PSG.
Revisando las estadísticas del torneo, se pueden sacar conclusiones respecto a su juego. Alemania es el segundo seleccionado con mayor cantidad de pases (1.748), detrás de Chile (2.137). También escolta a la Roja en la efectividad de los pases, con un 84,8 por ciento, secundando el 90,2% de los nacionales. El alemán con mayor cantidad de pases correctos es Julian Draxler, con 153, seguido por Antonio Rüdiger, con 148. Este último, zaguero de la Roma, es quien más balones recupera, con 21, siendo el quinto de toda la Copa Confederaciones.
En el ítem donde la Mannschaft es primera es en la efectividad en remates (19,3%), con 11 goles en 57 disparos. En este sentido, Löw tiene a los tres jugadores más efectivos rematando a portería: Goretzka (37,5%), Werner (27,3%) y Kerem Demirbay (20%).
Algo que llama la atención tiene que ver con la posesión de balón. De los cuatro partidos jugados, sólo en dos tuvo más la pelota que su rival, ante Australia (59%) y Camerún (58%). En el 1-1 contra Chile tuvo el 46% y ayer frente a México apenas el 39%.
Así es Alemania en la Confederaciones, con el famoso equipo B, pero en mayúscula. Muy mayúscula.