Desde La Moneda y acompañada por miembros de su gabinete, la Presidenta Michelle Bachelet despachó al Congreso Nacional la reforma que da rango constitucional a la regulación de las aguas.
La medida, que fue trabajada por un comité especial liderado por el ministro de Obras Públicas, Sergio Bitar; se ha interpretado como un claro guiño a Marco Enríquez-Ominami, quien proponía una reforma similar, pero más radical.
La normativa impulsada por Bachelet establece un "nuevo marco constitucional para la regulación de las aguas en Chile". Con esto, se conserva la integridad del dominio de los títulos de aprovechamiento de agua que tienen los privados, pero pretende "establecer reglas claras y precisas que garanticen las inversiones". También, según comunicó la Presidenta, entrega herramientas a las autoridades para limitar, restringir o reservar caudales para asegurar la disponibilidad del agua.
Aludiendo de forma velada a Enríquez, Bachelet señaló que espera que el proyecto sea aprobado por el Congreso; ya que, "ha habido una serie de mociones en el pasado que apuntaban en la misma dirección, mociones que reconocemos y valoramos en toda su dimensión".
A su vez, la Mandataria puso suma urgencia a los otros dos proyectos emblemáticos del ex candidato presidencial, como lo son el fortalecimiento de la educación pública y el establecimiento de la inscripción automática y voto voluntario. Aunque no se hace una indicación sobre el voto de los chilenos en el extranjero, Bachelet señaló que "seguiremos insistiendo".
"Gobernaremos hasta el último día con la misma impronta progresista que tuvimos el primer día", señaló Bachelet al momento de desestimar cualquier tipo de crítica por impulsar estos proyectos a 11 días de la segunda vuelta presidencial. "Nadie puede decir que no es el momento para esta última agenda legislativa, como algunos han insinuado. Porque -la verdad sea dicha- siempre será momento de hacer lo justo, siempre será momento de avance social", sentenció.