Sábado 21 de Febrero, La Reina.

Hasta la residencia de Michelle Bachelet, llegan su más estrecho equipo de asesores, entre estos, su jefa de gabinete, Ana Lya Uriarte. Una vez reunidos, la Presidenta les informa que ha decidido referirse públicamente a la renuncia de Sebastián Dávalos a la Dirección Sociocultural de la Presidencia, luego de revelarse que éste gestionó un millonario crédito ante el vicepresidente del Banco de Chile, Andrónico Luksic. Allí comienzan a trazar las primeras líneas de una declaración que leerá dos días después, a primera hora.

La elaboración del texto es compleja; explicará como Presidenta y no obviará su condición de madre de Dávalos. No pedirán excusas, pues estas ya las dio Dávalos el día de su renuncia, 13 de febrero, texto que fuera coordinado con su propia madre en Caburgua. Se decide, además, que el comunicado será leído en la casa de gobierno, a fin de darle un carácter solemne a la puesta en escena. Pese a estar de vacaciones, el texto es visado a distancia por el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, quien lideró el inicio de esta crisis, a petición expresa de la propia Presidenta.

Lunes 23 de Febrero, La Moneda. Tras tres semanas de vacaciones, la Mandataria retoma sus labores, ingresando a Palacio a las 07.30. Su primera reunión es con Uriarte. Luego, se suman los ministros que integran el comité político del gobierno; Ximena Rincón (Segpres), Álvaro Elizalde (Segegob) y Mahmud Aleuy (Interior, subrogante) Hacen repaso de la agenda legislativa venidera y proyectos de inversión, hasta que Bachelet da por terminada la cita notificándoles que leería una declaración por los últimos acontecimientos. No da detalles de su anuncio, tampoco menciona el nombre de su hijo. Los ministros asienten y se retiran a sus respectivas oficinas.

A estas alturas, el reloj señala que son las 08.40, que es el momento en que el equipo de comunicaciones de Presidencia informa a los periodistas que, veinte minutos más tarde, Bachelet emitirá una declaración. El aviso inquieta a los periodistas, quienes se preparaban para una actividad a las 10.30, donde existía la posibilidad de que la Presidenta se refiriera al llamado "caso Caval". Junto a ello, los asesores fijan condiciones; apenas serán tres preguntas, las que serán sorteadas entre la prensa acreditada. Además, hay una petición que asombra a los reporteros y que ilustra el peso de la figura presidencial en los hábitos republicanos; las preguntas deberán ser expresadas "con respeto".

Pasadas las 09.00, Bachelet ingresa al Salón Toesca. Por unos segundos mira el tropel de cámaras y luces y pregunta: "¿Estamos listos, sí?". Entonces, en breves tres minutos, la Mandataria expone con voz calma y contenida sus argumentos. "Durante estos últimos días han ocurrido una serie de acontecimientos que han generado preocupación y para mí, como madre y Presidenta, han sido momentos difíciles y dolorosos, pero que también quiero enfrentarlo con claridad y decisión", señala.

Con un rictus que evidencia aflicción, Bachelet reconoce que su labor la obliga a tomar "decisiones dolorosas" y subraya al debate subyacente a la renuncia de su hijo. "Mi compromiso es con el anhelo de las grandes mayorías, de vivir en una país donde no existan privilegios, en que las oportunidades estén disponibles para todos y todas por igual". En la redacción, destacan también sinónimos familiares para las intenciones de su gobierno: "equitativa", "justa", "justicia", "igualdad".

Es el momento de las preguntas. Ante un eventual arrepentimiento de la designación de su hijo en el gobierno, Bachelet defiende la gestión de Dávalos. Consultada sobre si esta controversia afecta "el discurso de la igualdad", ella replica con que la igualdad en su administración es "una práctica". Inquirida por un supuesto conocimiento de la reunión de Dávalos con Luksic, asegura: "yo no tuve ninguna información ni previa, ni después. Me informé en Caburgua por la prensa".

Lunes 23 de Febrero. Isla de Maipo. Hecha la declaración, Bachelet se traslada hasta la comuna de Isla de Maipo, a inaugurar un jardín infantil. Entre otros, la acompañan el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre. En la actividad, Bachelet se distiende e interactúa con los niños. Les pregunta por su nombre, les pregunta si les gusta la comida. A veces, otorga una que otra caricia.

Un perfil maternal que luego resaltaría en su discurso ante los infantes y parvularias. "Estudié y trabajé teniendo siempre a mis hijos en sala cuna", recuerda. "Además de ser mamá y abuela, soy pediatra", añade, tras una amarga circunstancia filial. Esta vez, ya no acepta más preguntas de la periodistas.

Con todo, la simbiosis niñez-educación volverá a ser una práctica. Para las 10.15 de hoy, Bachelet visitará un centro de distribución de útiles escolares de la Junaeb, en la comuna de Quilicura. Y las posibilidades de que vuelva a referirse a la renuncia de su hijo son prácticamente nulas. Fuentes de gobierno aseguran que con la declaración de ayer, el gobierno intenta cerrar el tema, salvo que la investigación del Ministerio Público haga que el polémico negocio inmobiliario de Dávalos y su esposa, Natalia Compagnon, vuelva a escalar.