A horas de la primera movilización estudiantil contra el gobierno, Michelle Bachelet se refirió ayer a los límites temporales que tiene su mandato gubernamental para implementar un programa presidencial calificado de "ambicioso" por el oficialismo.
"Yo sé que en cuatro años no se cambia todo, no se puede lograr todo, pero quisiera que a los cuatro años uno de nosotros, no sólo yo, sintiera que este es un mejor país para mí, para mi familia y mis hijos que hace cuatro años atrás", expresó la Mandataria en el Infocap de la comuna de San Joaquín, lugar desde donde anunció programas de capacitación laboral para mujeres y jóvenes.
El reconocimiento de sus limitantes no sería el único. Pasadas algunas horas, Bachelet se trasladó hasta la comuna de La Reina. Allí lideró la inauguración del Centro Comunitario de Rehabilitación Física y Medicina Deportiva, donde volvió a sorprender con su mensaje de franqueza.
"Yo no estoy diciendo que en cuatro años vamos a hacer el paraíso en Chile", expresó, para añadir: "Pero vamos a trabajar fuerte para que al cabo de cuatro años, yo y todos los demás podamos decir 'este es un mejor país'".
Las palabras de Bachelet ocurren en una coyuntura que, a casi dos meses de iniciado el gobierno, comienza a complejizarse. Dadas las dificultades enfrentadas en dos de sus tres pilares programáticos, tributaria y educacional, el gobierno ya dio muestras de la necesidad de apaciguar las expectativas de la opinión pública ante su administración. "De esto se trata; que cada gobierno construya lo mejor posible ", argumentó la Jefa de Estado en La Reina.
Para La Moneda, ayer fue un día en que se ponderó la temperatura del movimiento social, particularmente el estudiantil. Luego de una marcha de secundarios y universitarios -de establecimientos estatales y privadas- de alta convocatoria, se hizo visible que en organizaciones como la Aces, Cones y Confech existe desconfianza respecto del gobierno.
Tras la marcha, que transitó frente a La Moneda y al Ministerio de Educación, la dirigencia estudiantil acusó incertidumbre en los lineamientos de la reforma educacional, poca comunicación con la cartera del ramo e insatisfacción con el primer proyecto de ley enviado por el Ejecutivo al Congreso, texto que crea la figura del "interventor" en establecimientos educacionales con problemas académicos y financieros. El descontento, proyectaron los estudiantes, se intensificará en las movilizaciones previas al 21 de mayo, día de la primera cuenta pública de la Presidenta.
A este escenario se suman las dificultades en la tramitación de la reforma tributaria. Junto a las diferencias evidenciadas al interior de la Nueva Mayoría por el proyecto impositivo, acicateadas principalmente por la Democracia Cristiana, se agregó hace algunos días la controversia generada por el video difundido por el gobierno que publicitaba la reforma, producción criticada por el tono presuntamente "odioso", según imputaron sus críticos. En La Moneda los análisis apuntan a que se perdió la batalla comunicacional, instalándose la idea pública -promovida por la oposición y sectores empresariales- de que la reforma termina afectando a la clase media y las pymes.
Así las cosas, el pasado miércoles se hizo pública la última encuesta Adimark, donde si bien Bachelet mantiene una alta tasa de aprobación popular, también registra un incremento en el rechazo a su figura. La tasa de desaprobación se alzó hasta un 32 por ciento.
Con todo, el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, también se hizo cargo de este escenario. "Nuestro programa es ambicioso, de largo alcance. En algunas áreas hay temas que van a trascender y temas que van a superar al gobierno", indicó ayer el secretario de Estado, tras asistir al consejo de gabinete regional en Concepción.