A pesar de que la Presidenta Michelle Bachelet había pedido comenzar la sesión media hora antes de lo habitual para poder extenderse, un poco menos de lo previsto duró su discurso ante el Congreso Pleno con motivo del 21 de mayo.
Tras ser recibida cerca de las 9.20 en las escalinatas del Congreso por la presidenta del Senado, Isabel Allende, y el titular de la Cámara, Aldo Cornejo, bajo una lluvia intermitente, la Jefa de Estado revalidó el programa reformista en materia educacional, tributaria y constitucional.
"Algunas transformaciones de fondo que estamos emprendiendo mostrarán sus efectos en un plazo más largo", dijo al final de su discurso Bachelet, quien agregó que "en este gobierno iniciaremos los cambios y sabemos que los desafíos que enfrentamos exceden la tarea de un solo gobierno. Serán otros los chilenos y chilenas que en el futuro tendrán la tarea de completarlos".
Sin embargo, la Gobernante, quien habló a paso acelerado, hizo varios llamados al diálogo y realizó un reconocimiento a lo obrado en los antiguos períodos de la Concertación. "Chile no está partiendo desde cero", dijo la Mandataria, quien recordó que los gobiernos democráticos, desde 1990, fueron capaces de "construir una economía sana, una democracia estable y un país maduro, que puede mirarse al espejo y reconocer sus aciertos y profundizarlos".
Las palabras de la Presidenta trataban de hacerse cargo del debate interno en el oficialismo, que en los últimos meses ha visto una división en sus filas entre quienes promueven un cambio refundacional y los que son partidarios de construir a partir de los anteriores gobiernos concertacionistas.
En su discurso, además, Bachelet hizo algunos matices sobre las reformas estructurales.
En el ámbito educacional (materia a la que dedicó cerca de 15 minutos), insistió en que era un tema que debía convocar a todos.
Respecto de la reforma tributaria, en tanto, también dio muestras de apertura. "Estamos abiertos al debate y al perfeccionamiento de las medidas... Pero como hemos dicho: cada cambio que hagamos al proyecto debe estar orientado por los objetivos centrales que esta reforma persigue", dijo la Presidenta, quien nuevamente llamó a todos los sectores a avanzar en esta iniciativa.
Igualmente, dijo que quería garantizarle a la ciudadanía que la reforma tributaria no afectará a la clase media, a la pequeña empresa ni a los fondos de pensiones.
En general, al tema económico le dedicó cerca de 17 minutos de su alocución.
Aunque dio pocas luces sobre la nueva Constitución, la Presidenta incorporó un elemento nuevo: la gradualidad. "El rol fundamental del Estado... es asegurar que el cambio de la Constitución se realice con sentido de largo plazo, gradualidad y gobernabilidad", expresó Bachelet, quien el fin de semana pasado ya había anunciado que iba a postergar para el 2015 esa reforma. En el oficialismo, sin embargo, esperan que este año, al menos, el gobierno zanje cuál será el mecanismo para cambiar o validar la nueva Carta Fundamental.
En las dos horas que duró su intervención, la Mandataria fue aplaudida 62 veces. Uno de los pasajes aplaudidos fue la reforma al Código de Aguas (también implicará un cambio constitucional), para reforzar el carácter del recurso hídrico como bien de uso público.
También fue vitoreado (aunque sólo por un sector de su audiencia) el anuncio para despenalizar el aborto en casos de riesgo de vida de la madre, embarazo inviable y violación. Un grupo de parlamentarios, sin embargo, repudió la medida. Incluso, tras escuchar sus palabras, el diputado UDI José Antonio Kast se paró de su asiento y se retiró, mientras que, a la salida, el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezatti, cuestionó la iniciativa.
En otro punto conflictivo, la Mandataria también deslizó varias críticas al anterior gobierno de Sebastián Piñera.