"La guerra siempre ha sido cosa de hombres", dijo la Presidenta transandina, Cristina Fernández, provocando algunas sonrisas nerviosas de los varones, durante la ceremonia de firma del Tratado de Integración y Cooperación entre Chile y Argentina.
La ceremonia, realizada en el Santuario Nacional de Maipú -construido en homenaje a la batalla que selló la Independencia Nacional-, marcaba el inicio un nuevo pacto político entre Santiago y Buenos Aires y, de paso, ponía cerrojo al capítulo de tensiones por la pasada crisis del gas.
Tras la firma, Fernández y la Presidenta Michelle Bachelet se dieron un abrazo, emulando el gesto de O´Higgins y San Martín hace 191 años.
Ambas se veían emocionadas y posaron para las fotos, mientras servía de telón de fondo el mural de Pedro Subercaseaux que retrata el histórico saludo.
Entre los objetivos del tratado se mencionan el fortalecimiento de la relación estratégica bilateral, los valores democráticos, una cultura de paz, cooperación en Defensa, además del impulso a temas de integración física y libre circulación de personas.
A casi 25 años de la firma del anterior Tratado de Paz y Amistad de 1984, que puso fin al conflicto del canal Beagle tras la mediación de Juan Pablo II, la apuesta de los gobiernos era simbolizar que las hipótesis de conflicto entre ambos países -que al menos perduraron soterradamente en los primeros gobiernos de la Concertación- también quedaban cerradas.
En su intervención, Bachelet remarcó que "la superación de las antiguas hipótesis de conflicto han dado paso a una nueva etapa de cooperación, transparencia, confianza, asociación política para proyectar nuestro esfuerzo para construir una región y un mundo más estable".
Fernández señaló que se trataba de un "acto de profunda convicción americana para contribuir a construir una región diferente a la que nos tocó vivir cuando éramos jóvenes".
En este proceso, explicó ayer el canciller Mariano Fernández, fue clave el Tratado de 1984, que, a su juicio, "detuvo las tendencias a la tensión". Luego vino la Declaración Presidencial de 1991, que, según Fernández, "fue decisiva" para finalizar las hipótesis de conflicto.
En esta última, firmada por Patricio Aylwin y Carlos Menem, se acordó acudir a un arbitraje internacional por Laguna del Desierto.
En el gobierno explican que uno de los instrumentos de la nueva relación chileno-argentina es la llamada fuerza binacional de paz "Cruz del Sur" (integrada por efectivos de ambos países), que será puesta a disposición de Naciones Unidas en 2010.
Organización
Además de la firma de documentos, las presidentas fueron declaradas Hijas Ilustres de Maipú por el alcalde Alberto Undurraga.
Pese a que la intención original del municipio era hacer la ceremonia en la explanada del Templo Votivo o en las ruinas de la capilla, diferencias con protocolo obligaron a realizar el acto en los estacionamientos del santuario y bajo un fuerte sol.
Cerca del lugar donde estaban las autoridades se leía el letrero: "No se responde por daños y robos en los vehículos" y de telón de fondo se veían algunos locales de repuestos automotrices.