La bacteria Escherichia Coli, además de ser uno de los huéspedes más comunes en el intestino de hombres y animales, puede convertirse en una importante fuente de biocombustible, según demostraron científicos del Lawrence Berkeley National Laboratory de Estados Unidos.
Los investigadores modificaron genéticamente la bacteria, a través de un simple proceso que puede hacerse de modo masivo, hasta convertirla en una fuente eficaz de biocarburantes, en una investigación grupal conducida por Aindrila Mukhopadhyay, cuyos resultados acaba de publicar la revista Green Chemistry.
Los biocombustibles se obtiene de biomasas, de granos y hortalizas, como el maíz o la remolacha, con un proceso en etapas y contenedores separados, descomponiendo los elementos básicos de dichos vegetales y agregando enzimas que liberan los azúcares necesarios para la producción de combustibles.
El solvente, a base de sal, interfiere con la producción de biocombustible y debe ser eliminado antes de la elaboración con un proceso largo y costoso.
Allí entra en juego la Escherichia Coli modificada para tolerar el líquido salado, eliminando la necesidad de lavar los residuos: un paso fundamental para volver la producción más veloz y en un solo contenedor.
"La Escherichia Coli que nosotros desarrollamos es como la carrocería de un automóvil: puede ser usada para integrar más tecnologías juntas, para convertir en combustible una fuente renovable de carbono, como la 'erba panicum virgatum'" , precisó Mukhopadhyay.