El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, entró hoy en Gaza por vez primera en dos años donde observó con sus propios ojos la magnitud de la devastación causada por la guerra con Israel y calibró las necesidades para la reconstrucción de la Franja.

Ban visitó algunas áreas arrasada antes de dirigirse a la sede del Gobierno de reconciliación nacional palestino, donde transmitió a sus miembros su solidaridad y el apoyo de la comunidad internacional.

"Estamos a su lado", dijo Ban, quien confirmó que el primer envío con materias primas y herramientas para la reconstrucción llegará hoy mismo a la Franja, y que los salarios de los funcionarios serán pagados a fin de mes. 

Husein al Sheij, enlace la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Gaza, afirmó que esos materiales "entrarán a través del paso de Kerem Shalom. Cemento, hierro y grava entrarán en Gaza con la colaboración de la ONU y el material será distribuido entre el sector privado de acuerdo con el mecanismo adoptado", explico en un comunicado.

Tras el encuentro, el diplomático surcoreano se desplazó a un escuela de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en el campo de refugiados de Jabalia, que fue alcanzada por proyectiles israelíes durante los cincuenta días que duró la operación bélica.

"Queremos expresar nuestro deseo de que el pueblo palestino tenga un mejor futuro y una mejor economía. Le he dicho a los israelíes que no se puede resolver el problema de Gaza sin atajar las raíces del problema", subrayó.

Ban también visitó el barrio de Shahaiye, en el este de Gaza, arrasado por el Ejército israelí, donde prometió a sus habitantes que las casas serían reconstruidas.

Ban llegó a Gaza tras visitar el lunes Ramala y Jerusalén, donde advirtió a los líderes palestinos e israelíes que la rehabilitación de la Franja no será consistente si no se avanza en una solución política del conflicto.

El secretario general se reunió en la ciudad santa con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien insistió en eximir a su Gobierno de la responsabilidad de la ofensiva militar y acusó a la ONU de colaborar con el movimiento islamista Hamás.

Más de 2.100 personas, un 75 % de ellos civiles palestinos, murieron y más de 11.000 resultaron heridos este verano durante los cincuenta días de bombardeos continuos que duró la última ofensiva militar israelí en Gaza.

Además, cerca de 7.000 edificios y viviendas fueron reducidos a escombros y más de 100.000 personas perdieron su hogar en una Franja empobrecida, bajo bloqueo económico y asedio militar israelí desde 2007, en la que viven encerrados cerca de dos millones de personas.