El Consejo de Superintendencia del Instituto para las Obras de Religión (IOR), más conocido como el Banco del Vaticano, ha nombrado a Rolando Marranci, de 60 años, nuevo director general de la entidad financiera, en la que ocupaba el cargo de subdirector de manera interina.
Según informó hoy la Santa Sede en un comunicado, Marranci asume el cargo a partir de este sábado, manteniéndose así al lado del presidente del IOR, Ernest von Freyberg, en la gerencia de una entidad que se ha visto envuelta desde hace años en escándalos financieros.
El nombramiento de Marranci, quien desde el pasado 1 de julio ocupaba el puesto de subdirector general de modo interino y que anteriormente había trabajado en un banco italiano en Londres como jefe de operaciones, ha sido aprobado por la Comisión Cardenalicia que vigila el funcionamiento del banco.
El banquero llegó a la cúpula directiva en julio tras la dimisión de sus hasta entonces director y subdirector, Paolo Cipriani y Massimo Tulli, respectivamente, quienes anunciaron su renuncia tres días después de conocerse la detención de tres personas, entre ellas un prelado, acusadas de fraude y corrupción dentro de una investigación sobre irregularidades en el IOR.
"Con el nombramiento de Marranci termina la interinidad que había asumido el presidente von Freyberg tras la dimisión presentada por el director general Cipriani", indicó hoy el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, en un encuentro con periodistas en el Vaticano.
Estos cambios en la gerencia forman parte de la nueva etapa abierta en el IOR y que promueve el papa Francisco, que el pasado 26 de junio creó una comisión formada por cinco personalidades para investigar y aportar transparencia al Banco del Vaticano, recabando información sobre sus actividades.
En estas reformas tiene un papel principal el alemán von Freyberg, quien fue nombrado presidente del IOR el 15 de febrero pasado en sustitución del italiano Ettore Gotti Tedeschi, destituido el 24 de mayo de 2012 tras verse salpicado por irregularidades que investiga la Fiscalía de Roma en el ámbito de prevención del blanqueo de capitales.
El pasado 1 de octubre, el Banco del Vaticano, cuyo secretismo le había llevado a ser incluido en la "lista negra" de las instituciones financieras, publicó por primera vez su balance anual, con un beneficio neto de 86,6 millones de euros en 2012, de los que 54,7 millones de euros fueron a las arcas de la Santa Sede.