El Banco Mundial alabó la política monetaria contracíclica de Chile en el marco de un informe sobre las Perspectivas Económicas para la región presentado este miércoles por el economista jefe de América Latina y Caribe del organismo internacional, Carlos Vegh.
En el documento se señala que producto de la débil situación fiscal ha aumentado el nivel de deuda pública promedio para la región a 58,7% del PIB, con seis países con ratios de deuda que superan el 80% del PIB, lo que podría afectar, eventualmente, las calificaciones crediticias de forma negativa, y, por tanto, al costo de endeudamiento de la región, tanto doméstico como externo, en un momento en que las condiciones financieras internacionales podrían restringirse.
"Dada la frágil situación fiscal, una fuente de preocupación para el futuro cercano radica en que habrá poco espacio para políticas fiscales contra cíclicas, necesarias para estimular el crecimiento y/o apoyar los esfuerzos de reconstrucción. Esto naturalmente tiende a poner más responsabilidad en la política monetaria con fines de macro estabilización", señala el informe.
El Banco Mundial analizó cómo ha sido conducida la política monetaria en la región y qué potencial tiene para estimular el crecimiento, sin correr el riesgo de retroceder en los logros conseguidos en términos de la lucha contra la inflación.
El organimso cita un dilema crítico en la política monetaria que enfrentan varios países de la región. "Considere un país exportador de commodities que sufre un shock negativo a los términos de intercambio (como sucedió con la caída en el precio del petróleo a mediados de 2014). Este shock llevará, entre otras cosas, a una disminución en el PIB real, una caída en la entrada neta de capitales, un aumento en la inflación, y una depreciación de la moneda local. ¿Cómo debería reaccionar la autoridad monetaria? Por un lado, si aumenta la tasa de interés de política monetaria para defender el tipo de cambio y prevenir una aceleración en la inflación, agravará la recesión/desaceleración actual (lo cual podría definirse como una política monetaria pro cíclica). Por otro lado, si reduce la tasa de política monetaria para estimular la economía (política monetaria contracíclica), se arriesga a una mayor depreciación, la cual podría acelerar la salida de capitales y depreciar aún más la moneda, dado que los agentes económicos se preocuparían por la inestabilidad macroeconómica", explica el informe.
El informe añade que este dilema de política monetaria no suele surgir en países industriales ya que suelen ser economías más grandes donde el tipo de cambio juega un rol menor, y más aún, la inflación y el PIB tienden a estar correlacionados en forma positiva. Sin embargo, en el caso de las economía emergentes la situación es distinta.
Ante ello el informe sostiene que "¿Cómo pueden resolver los EMs este dilema? La mejor manera sería tener un banco central independiente, niveles bajos de dolarización, y un marco de política monetaria creíble (típicamente construido a lo largo de varios años) lo cual inspire confianza en los mercados y prevenga que una depreciación moderada de la moneda en tiempos malos se convierta en una gran fuente de inestabilidad. Este es el caso de Chile, que típicamente ha llevado a cabo una política monetaria contracíclica tal como lo hacen los países industriales".
De hecho, añade, siguiendo estos principios varios países en la región han logrado pasar de una política monetaria pro cíclica a una política monetaria contracíclica. En este sentido, precisa que el porcentaje de países pro cíclicos en la región ha caído de 60% a 42% antes y después de 2007. Sin embargo, indica que esto se debe a políticas contra cíclicas fuertes – tanto en lo fiscal como en lo monetario – en respuesta a la crisis financiera global de 2008-2009. En otras palabras, el dilema de política monetaria sigue acechando a muchos bancos centrales de la región.