América Latina y el Caribe crecerán apenas un 2,3% este año, pero la desaceleración sería peor si no fuera por la inversión extranjera directa, estimó este miércoles el Banco Mundial.

El Banco Mundial atribuyó la desaceleración a un menor crecimiento en China, la volatilidad de los precios de las materias primas que exporta la región y mayores costos de capital a medida que Estados Unidos retira sus estímulos.

"América Latina y el Caribe enfrentan un período desafiante. Los vigorosos vientos de cola externos que ofrecieron un impulso exógeno al crecimiento en años pasados se han disipado", dijo el organismo en su informe "La Financiación Externa de América Latina. ¿Causa de zozobra?"

La región disfrutó de un auge económico durante la última década gracias a la voraz demanda por las materias primas que produce, algo que le ayudó a fortalecer sus finanzas, acumular reservas internacionales y sacar a millones de latinoamericanos de la pobreza. Pero ahora su dependencia exportadora de los productos básicos comienza a pasar factura.

"Se espera que sus economías se expandan apenas un 2,3% en el 2014, ligeramente por debajo del ya decepcionante tasa de crecimiento de 2,4% en el 2013", sostuvo el banco.

Sin embargo, América Latina está menos expuesta que en el pasado a los choques externos. El Banco Mundial dijo que su salud macroeconómica es mejor y la inversión extranjera directa y las remesas diversificaron las fuentes de financiamiento de una región que antes dependía de la deuda.

"Debido a eso, en parte, creemos que las turbulencias financieras internacionales no causarán el tipo de crisis domésticas que solían causar en el pasado", dijo el economista jefe del Banco Mundial para América Latina, Augusto de la Torre, en un comunicado.

La región entró en lo que el banco describió en su informe como un "equilibrio de bajo crecimiento".

Pero la inversión extranjera directa será un amortiguador. De acuerdo con el banco, se ha transformado en la mayor fuente de financiamiento para América Latina y ha crecido desde un promedio del 1,77% del PIB regional en la década de 1990 hasta un 2,27% del PIB entre el 2000 y el 2012.