Sin corbata, muy sonriente y visiblemente relajado, el ex Presidente Barack Obama reapareció en público. El lugar elegido: Chicago, donde se formó como líder político y comenzó su camino hacia la Presidencia. Luego de tres meses de vacaciones en las que hizo kitesurf en las Islas Vírgenes con Richard Branson, jugó golf en California, visitó la Polinesia Francesa y estuvo en el yate del magnate David Geffen junto a su familia, Obama volvió con su conocido carisma tras abandonar la Casa Blanca el 20 de enero. "Entonces… ¿Qué pasó mientras estuve fuera?", dijo entre risas ante una audiencia de jóvenes en la Universidad de Chicago, donde fue profesor de derecho durante 12 años.
Ese fue su foco: los jóvenes. Obama, que también visitará Italia y Alemania -donde se reunirá con la canciller alemana Angela Merkel- evitó hablar de su sucesor, Donald Trump, manteniéndose en esa ley no escrita que tienen los ex Presidentes de EE.UU. de no criticar a sus sucesores. A pesar de que Trump acusó a Obama de haber pinchado su teléfono durante la campaña electoral, culpándolo además por la situación en Siria, calificarlo como un hombre "malo y enfermo", aparte de su intento por desmantelar una serie de iniciativas del ex mandatario demócrata, Obama mantuvo el silencio.
"He pasado mucho tiempo pensando qué es lo más importante que puedo hacer para mi próximo trabajo", dijo. "Lo más importante que puedo hacer es ayudar a preparar a la próxima generación de líderes para tomar el relevo y que tomen su propio camino para cambiar el mundo", añadió.
Obama, que se encuentra trabajando en su libro de memorias y que reapareció justo en momentos en que Trump cumplirá sus 100 primeros días en la Casa Blanca, habló sobre su pasado como organizador comunitario antes de llegar a la escuela de derecho y dijo que los jóvenes son la clave para resolver los problemas del país.
"Nuestra tasa de participación en elecciones es una de las más bajas de todas las democracias. Y estoy convencido que los únicos que pueden resolver ese problema son los jóvenes, la próxima generación", dijo, entre aplausos. Además, aseguró que seguía interesado en la desigualdad económica, el cambio climático, y el aumento de la violencia.
El ex jefe de Estado también habló sobre inmigración, al señalar que los inmigrantes debían ser tratados "como personas" y no "como un otro", ya que la mayoría "son sólo familias que buscan un futuro mejor para sus hijos".